viernes, 12 de abril de 2013
El posible regreso de la Bruja confirma el presente y el futuro complicado del Pincha
La posibilidad de un regreso a las canchas de la Brujita pone a los hinchas más que ilusionados con ver de nuevo al 11. Pero ¿cuál es el alcance del manotazo de ahogado?
¿Qué hincha de Estudiantes no habrá esbozado una sonrisa durante la jornada de ayer, cuando el rumor de un posible regreso de Juan Sebastián Verón a la actividad oficial tomaba fuerza? Porque nadie puede dudar lo que representa la figura del máximo ídolo de la institución y volver a verlo dentro de una cancha.
Por la tarde, la Brujita anunciaba que si bien no está definido, puso la cuestión de su tobillo como determinante para tomar una decisión final, dependiendo de los estudios que se realice en Italia. Pero las ganas volvieron.
Sin embargo, no todo es como en un cuento de príncipes. Hace apenas cuatro meses, el mismo Verón desembarcaba con un proyecto a largo plazo, pensando en trabajar desde las categorías infantiles hasta la Primera en forjar la identidad Pincha.
Esos resultados que no iban a interferir en el proceso hoy apremian. El Director Deportivo sabe que el pésimo arranque con ocho partidos sin victorias y un promedio que potencialmente mete miedo obligan al León a ponerse de pie rápidamente.
Y si sólo es su figura la única capaz de enderezar el rumbo y que Estudiantes vuelva a pensar en grande y no en mantener la categoría, queda demostrado que en los últimos años las cosas se hicieron de forma totalmente opuesta al exitoso ciclo que se extendió desde el 2006 hasta el 2010.
El gran proyecto encontró su error en el diagnóstico. El Pincha no estaba en las condiciones adecuadas para trabajar a largo plazo, consecuencia de dos años donde se erró en la contratación de técnicos y decenas de refuerzos improductivos.
Verón ganó todo con el club y nada podrá borrar lo que viene haciendo desde que regresó en el 2006, poniendo al León en los primeros planos nacionales, americanos y mundiales. Y es por eso que no dudaría en ponerse los cortos y nuevamente calzarse la mochila de absorber la presión del momento.
La posibilidad está latente. Todavía falta y mucho para que se confirme o se destierre. Pero que la única salvación sea un exfutbolista de casi 38 años con uno de inactividad desnuda el apuro, la necesidad de un golpe de efecto y que todos los planes de Lombardi cuando asumió quedaron en el suelo.
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