lunes, 15 de abril de 2013

Hasta siempre, Potro Díaz


HOMENAJE AL EX JUGADOR DEL PINCHA MUERTO EN LA INUNDACION

La dirigencia, Verón y Lugüercio le entregaron una plaqueta a su familia. Y una camiseta a su hijo

ENTREVISTAPor MARTIN CABRERA

-Decile al señor lo que querías que publicara en el diario.
Gisel le habla a Santino, el hijo mayor de su matrimonio con Jorge Javier Díaz, el ex futbolista de Estudiantes que falleciera trágicamente la noche del 2 de abril y que ayer, en la previa del partido entre el Pincha y Godoy Cruz, fuera homenajeado por la dirigencia, la Brujita Verón y algunos de sus ex compañeros, como Pablo Lugüercio.
Díaz era un aguerrido volante central categoría ‘83, que hizo las inferiores en el Pincha y al comenzar los años 2000 quedó libre.
Aquella categoría 1983 tenía, además del Potro Díaz a otros jugadores para destacar, como Leandro Evangelisti en el arco, Roberto Russo y Nicolás Ayr en la defensa, Israel Damonte, Patricio Landa Garza y Nicolás Sommariva como volantes y Mariano Pavone y Pablo Lugüercio como delanteros.
“Por suerte (Sergio) Gurrieri lo recomendó para ir a Gimnasia y Tiro de Salta. Allá jugó cuatro años, fue capitán y la gente lo amaba” , cuenta su mujer Gisel, en su casa de 78 y 134 bis. “El tema que cuando nació Santino yo me vine y él, al tiempo, se vino porque quería verlo crecer”.
“El Potro sentía a Estudiantes como parte suya, a pesar de la bronca que le dio en su momento haber quedado libre. Miraba los partidos y festejaba los logros como si todavía él fuese parte del club”, continúa su mujer, mientras le da la mamadera a Benjamín, el nuevo integrante de la familia.
-Decile al señor lo que querías que publicara en el diario.
La mujer vuelve a hablarle al mayor, de 7 años, que arriba de una bicicleta (y con la camiseta albirroja puesta) recorre la casa buscando a su padre, que la noche del 2 de abril murió como consecuencia de las inundaciones.
“Acá, por suerte, no nos pasó nada. Pero sí en la zona de 31 y 68, donde viven sus padres. Por eso, cuando lo llamó su mamá se fue volando para allá. Tenía devoción por la mamá” , relata Gisel, aturdida por todo lo que vivió las últimas semanas.
Toma aire y sigue con el trágico recuerdo: “Cuando llegó a la casa de sus padres el agua les llegaba a la cintura. Por eso cargó a su madre y, a upa, la trajo hasta acá. Caminó 20 cuadras con ella”.
La historia dice que quiso volver para salvar a su padre. Pero cruzando 31 y 69 (donde está la denominada placita de colores) se derrumbó el terraplén, su frente golpeó con las vías y murió ahogado.
Marcelina Cáceres, su madre, y Gisel, su esposa, lo esperaron un rato. “Al toque me di cuenta que algo malo había pasado” , dice y continúa: “Dejé a los nenes en casa con ella y me fui para allá. No lo encontramos más. Al otro día lo reconocí en la morgue, por sus zapatillas” .
Gisel vive hoy en su casa del barrio Cementerio con sus dos hijos y su suegra (su suegro, mientras, reconstruye la casa que perdieron). Todos son hinchas de Estudiantes y cuando recibieron la noticia del homenaje sintieron una caricia después de tanto sufrimiento.
“Santino tiene a Verón como ídolo. El año pasado quería pelarse para parecerse un poco más. El Potro siempre lo peleaba porque al principio quería ser arquero y él le decía que fuese volante central” , recuerda su mujer mientras abre álbumes de fotos.
-¿Qué quería decirnos Santino?
-Que él a su papá lo amaba...

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