lunes, 29 de abril de 2013

Sería un craso error que Estudiantes buscara arquero en el próximo receso

EL ENORME ALIVIO ANTE BOCA TAMBIEN DEJO UNA
CONCLUSION

La diminuta estatura de su juego contrastó con la figura tranquilizadora de Gerónimo Rulli. Fue el sostén del desahogo

EL EQUIPO ALBIRROJO QUE TUVO EN EL GOLERO GERONIMO RULLI A SU JUGADOR MAS VALIOSO Y QUE REGRESO AL TRIUNFO TRAS ONCE PARTIDOS
EL EQUIPO ALBIRROJO QUE TUVO
EN EL GOLERO GERONIMO RULLI A SU 
JUGADOR MAS VALIOSO Y QUE REGRESO 
AL TRIUNFO TRAS ONCE PARTIDOS 
OPINION
Por MARTIN MENDINUETA
Debajo de la espuma triunfal, quedó el último sábado otra nítida radiografía de la precaria realidad albirroja. Luego de haber cumplido con la máxima regla que exige el fútbol moderno, la de la eficacia resultadista, el repaso racional de su producción lo ubica en el mismo plano de preocupación que habitaba antes del alarido brutal que desató Maximiliano Núñez.
Mauricio Pellegrino, el flamante tutor de ademanes tan ampulosos como entendibles, tiene por delante un desafío ideal para canalizar sus bríos de joven director técnico: Que Estudiantes se amigue con la pelota, que sepa tenerla, cuidarla y, a partir de ello, construir la identidad de juego que erosionaron tantas derrotas. El primer tiempo del partido que finalmente supo aguantar fue lacrimógeno. En ese lapso se mostró incapaz de generar al menos una situación de peligro, o de zozobra para Agustín Orión. Avanzó sin atacar. La mejora respecto a Quilmes había sido nula.
Una tibia mejoría asomó en el capítulo final. Román Martínez ayudó a lateralizar la tenencia aprovechando el ancho de la cancha, al tiempo que Boca fue resignando la ilusión creativa que había instalado el zurdo Sánchez Miño. En semejante contexto de chatura, la combinación que terminó en la red del “Virrey” bien puede definirse como una joya. Hermosa pelota de Jara (a medida que madure, será cada vez más titular) para Zapata (Duván ya sabe que lo suyo es pelear solo en un deporte pensado para apreciar lo colectivo), buen remate del moreno, despeje de Orión y una invitación personal a Núñez para entrar al paraíso por la puerta del VIP. Hacía mucho que no escuchaba un grito de gol que durara tanto. Cada hincha repitió una decena de veces la palabra mágica. Si antes había aguantado, a partir de ese tesoro Estudiantes tuvo todavía más claro cómo debía encarar el “siglo” que faltaba.
GARANTÍA DE CONFIANZA
Sin las intervenciones magníficas de Rulli, el “aguante” hubiera fracasado. Al traje de héroe que estaban cosiendo para Maxi tuvieron que alargarlo de mangas y de piernas. El metro ochenta y siete del nene que ataja en pantalones largos aumentó el trabajo de la modista . Hizo todas bien. Su ágil figura acaparó las miradas con asombro, los insultos quejosos de Silva y de Paredes, la ovación de la gente y hasta los elogios de su cuerpo técnico. A los veinte años Gerónimo fue el sostén de una victoria que su carrera jamás olvidará. La frescura que irradia para dominar la escena transmite seguridad, genera confianza y eso es exactamente lo mejor que le puede pasar a un arquero; que los rivales sientan que es muy difícil vencerlo.
¡Ojo! También llegará el día en que Rulli ataje mal. Se va a “comer” algunos goles tontos, parientes cercanos de los que empujaron a Agustín Silva a la cornisa del ridículo. Allí entonces deberá estar firme y convencida la estructura institucional (léase directivos, secretario técnico y entrenador de turno) para sostener la convicción, si es que realmente la tienen, de bancarlo. Lo peor que puede hacer Estudiantes en el próximo mercado de pases sería ir a contratar a un arquero. Si lo hiciera, se estaría apartando, como tantas veces en los últimos tiempos, del sentido común.
Con Rulli y Silva ya tiene el tema del arco solucionado. Hoy que el primero se cansa de recibir felicitaciones empalagosas, Pellegrino y sus colaboradores debieran ocuparse de seguir bien de cerca a Silva. De no dejarlo arrumbado, de entrenarlo bien fuerte, de preguntarle qué le pasa, de marcarle errores y de ayudarlo a mejorar. Eso es “manejo de grupo”, hacer sentir importante a todos y a cada uno de los que lo conforman.
Estudiantes consiguió sacarle tarjeta roja a la mufa. Ahora deberá trabajar duro para que la alegría lo visite más seguido. 

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