Derrotó 1-0 a Boca con un gol de Gil Romero. Flojo en el primer tiempo, mejoró en el complemento
EL FESTEJO DE LOS JUGADORES DE ESTUDIANTES
TRAS EL GOL MARCADO POR GASTON GIL ROMERO.
EL PINCHA FESTEJO FRENTE A BOCA EN MARDEL
COMENTARIOPor MARTIN CABRERAMAR DEL PLATA (Enviados especiales).- En su última participación en la Copa de Oro, Estudiantes logró una trabajosa y merecida victoria sobre Boca por 1-0, que le permitió levantar su performance y quedar a la espera del Superclásico del sábado para saber si, de yapa, será el campeón del verano.Lo mejor del equipo de Mauricio Pellegrino se vio en el complemento, cuando se adelantó unos metros, se reforzó con los cambios (Patito Rodríguez y Auzqui le cambiaron la cara) y, principalmente, dejó de cometer los errores del primer tiempo.
En ese primer tiempo Boca dejó una mejor impresión, porque a pesar de tener algunos momentos discontinuos, fue superior a Estudiantes. Principalmente por la banda derecha, con la subida de Leandro Marín y la compañía de Francisco Celeste, quienes constantemente le hicieron el 2-1 a Jonatan Silva y desde ahí complicaron a la defensa.
Fue por esa vía mediante la cual el xeneize estuvo a punto de convertir el gol. La más clara la tuvo Celeste a los 20, cuando desde el vértice derecho, dentro del área, tuvo dos chances para vulnerar a Gerónimo Rulli, que se hizo gigante y empezó a mostrar sus virtudes.Pero también por el carril izquierdo del ataque Boca tuvo lo suyo en los primeros 45 minutos. Se durmió el pibe Rosales y por allí apareció Nicolás Colazzo que, mano a mano con el arquero, definió al cuerpo del “1” Pincha.
¿Y Estudiantes? Poco y nada. Tuvo unos minutos de dominio entre los 10 y los 20 minutos, con algo de Joaquín Correa por derecha y nada más. Lento e impreciso Luna (ni tuvo actitud para jugar), discontinuos Damonte y Gil Romero y perdido Carrillo. Y con un Franco Jara que insinuó toda la noche con ser el dueño de la alegría, algo que jamás estuvo cerca de concretar por distracciones (quedó varias veces en off side), impericia y mala lectura de las jugadas.
En ese primer tiempo tuvo como jugada más clara un tiro libre de Jorge Luna que pasó muy cerca del ángulo derecho de Trípodi. También una habilitación de Gil Romero a Pablo Rosales, que mano a mano con el arquero definió mal.
MEJORES INTENCIONESEl complemento arrancó de otra manera. Boca sintió el esfuerzo y Estudiantes mostró una mejor actitud a la hora de atacar. Unos metros más adelantado y con una dupla de volantes centrales que presionó sobre la salida rival, dejó en evidencia que a la hora de cometer errores los de Carlos Bianchi tenían guardadas más cartas que los de Pellegrino.
En una de esas burradas que se repartieron los dos equipos durante los 90 minutos, los defensores de Boca se equivocaron en un despeje, luego se durmieron en la segunda jugada y dejaron sólo a Gil Romero, que tocando bocina por la medialuna del área remató, se desvió en el camino y dejó sin chances a un Emanuel Trípodi que tardó varios segundos en tirarse. Gol y un nuevo partido que comenzó.
El Pincha, con Patito Rodríguez y Carlos Auzqui como extremos, aprovecharon los espacios para generar algunos contragolpes que pudieron terminar mejor. El ex Independiente fue una pesadilla para los defensores rivales y aunque no pudo terminar ninguna de sus jugadas en forma exitosa, siempre hizo que la platea se pusiera de pie.
Boca se fue rindiendo de impotencia. Los pibes se cansaron y Bianchi no tuvo señal a orillas del mar para torcer la historia. Estudiantes, mostrando una cara positiva en los últimos 45 minutos, le ganó a Boca, cerró el triangular con una sonrisa y llega con la moral en alza al clásico del 26. Además, otro detalle, consiguió su tercera victoria ante el Xeneize en poco más de siete meses, una caricia que a veces sirve como argumento.
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