Tras el clásico, la Ciudad en paz y el fútbol en deuda
El Pincha y el Lobo empataron sin goles, en un partido que fue dominado por la chatura general
COMENTARIO
Por NICOLAS NARDINI
El
clásico platense por el torneo, que terminó empatado sin goles, se vio
claramente influenciado por el que jugaron, pocos días atrás, por la
Copa Sudamericana. Aquel, sin llegar a ser brillante, tuvo todos los
condimentos de un duelo de estas características, exacerbadas por el
hecho inédito de tratarse de una eliminación directa y en el plano
internacional. El de ayer pareció jugarse con el freno de mano puesto,
aún rondaban en la cabeza de los protagonistas las sensaciones de lo
vivido en la noche del martes. Para bien y para mal. Por el lado de
Gimnasia, aquella decepción empujó al equipo a salir con otra
determinación en búsqueda de una revancha que finalmente no llegó. Y en
las huestes albirrojas, los deberes hechos en los clásicos coperos
parecieron haber generado cierta sensación de inconsciente distensión en
el plantel.
Todo esto, cruzado, de principio a fin, por una
chatura futbolística que convidó al bostezo de los espectadores. Hubo
imprecisiones por doquier, entregas a los contrarios y hasta una
cantidad alarmante de pases a la nada misma. Los carteles de publicidad
que circundan el campo tuvieron más habilitaciones que los delanteros en
32 y 25.
LOBO DOMINADOR
Tocado
en el amor propio, el Lobo de Troglio salió al clásico con una actitud
diametralmente opuesta a la del cotejo copero. Se plantó 30 metros más
adelante, presionó bastante arriba y manejó más el balón.
Como
contrapartida, el Pincha estuvo un par de escalones por debajo de lo que
había mostrado la última vez que se vieron las caras. La ausencia de
Correa desde el minuto inicial, dejó al equipo huérfano de fútbol. Le
duró poco la pelota y, cuando estuvo como punta, Cerutti no fue el socio
ideal para Guido Carrillo, que tuvo que pelear mucho en soledad.
Gimnasia,
por momentos, recuperó la memoria y apeló a aquella manera de presionar
que fue una marca registrada durante el torneo pasado. Esto entorpeció
la salida clara de balón albirroja, con lo cual se congestionó la zona
media, donde imperaron la fricción y los roces.
La
primera media hora de juego fue albiazul. La visita llegó claro con una
de Rojas, otra de Ignacio Fernández y un cabezazo de Alvaro Fernández.
El
dominio no llegó a ser nunca abrumador, aunque sí sorprendió teniendo
en cuenta lo que se había visto en los últimos enfrentamientos. Sobre el
final de la inicial, no obstante, el Pincha tuvo una ocasión clarísima
para pasar al frente, tras un grosero error de Quiroga que no pudo ser
capitalizado correctamente por Cerutti. El “Pocho” estuvo cerca de
entonar otro grito de gol.
DESPERTO EL PINCHA
El
segundo tiempo encontró al Pincha con otra actitud. Recuperó en buena
medida la tenencia de la pelota y equilibró la batalla por el balón en
la zona media. El ingreso de Vera le dio más pimienta en ataque, al
tiempo que Cerutti gravitó mucho más cuando pasó a la función de
carrilero por derecha, partiendo desde la franja central.
La casi
media hora de Correa en campo también fue un factor clave en el repunte
albirrojo. El tucumano tomó las riendas de la generación de juego y el
partido se tornó equilibrado.
Gimnasia salió
tocado en su amor propio y mejoró la pálida imagen que había mostrado en
la Copa. Estudiantes empezó dormido y después lo pudo equilibrar. El
repartode puntos fue justo, ninguno hizo méritos como para ganar
Eso
sí, todo en el marco de una acentuada escasez en materia de llegadas
claras sobre los arcos. La fluidez de juego, de ambos lados, se vio
afectada por el concierto de imprecisiones en que incurrieron los
jugadores, cuestión que se agravó en la parte final por el cansancio.
El
complemento tuvo tres aproximaciones de cierto peligro por cada lado,
una muestra más de la paridad que gobernó la etapa final.
Quedó
la sensación de que en el lado albirrojo descansaron, en buena parte del
partido, en la inmensa alegría que habían conquistado días atrás a raíz
de la clasificación copera ante su eterno rival.
Del lado
albiazul, se vio a un equipo que salió a buscar una alegría para su
gente y que no la alcanzó producto de sus limitaciones técnicas,
carencias individuales que a esta altura ya casi no puede disimular. Se
fue un partido que pasará rápido al olvido. Como inmortalizó Cerati en
Soda Stereo: Primavera 0. La llegada de esta estación fue cero en goles y
en fútbol para el Pincha y el Lobo. El León disfruta todavía de la
alegría copera. El mens sana sigue esperando una revancha.
BRONCA
Fue la que tuvo Barsottini en el momento en que abandonó el terreno. Pucho volvió a sufrir un golpe en el cuádriceps donde había recibido una “paralítica” en el clásico anterior y fue suplantado por Benítez a los 25 minutos de juego
Fue la que tuvo Barsottini en el momento en que abandonó el terreno. Pucho volvió a sufrir un golpe en el cuádriceps donde había recibido una “paralítica” en el clásico anterior y fue suplantado por Benítez a los 25 minutos de juego
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