UN GROSERO ERROR ARBITRAL PESÓ EN EL RESULTADO FINAL
El Pincha tendrá que jugarse el resto la semana que viene
COMENTARIO
Por ANIBAL GUIDI
Por ANIBAL GUIDI
La
diferencia que existió anoche en 32 y 25, y más allá de los errores en
los que pudo haber incurrido el árbitro Abal, hay que buscarlo por el
lado de la jerarquía individual. La que quedó patentizada claramente en
la segunda parte en donde River Plate tiró todo eso sobre el campo de
juego para transformar un 0-1 en contra en un 2-1 a favor, que le da
mucho aire para la revancha de los cuartos de final de la Copa
Sudamericana del próximo jueves 6 en el Monumental.
Diego Vera,
cuando se iba el primer tiempo, había puesto en ventaja a Estudiantes,
que en esos 45 minutos realizó un esfuerzo colectivo muy grande, como
para sacarse el sombrero, con lo que no lo dejó hacer nada a su rival.
Pero en la etapa complementaria, y con un cabezazo de Rodrigo Mora, la
visita emparejó el marcador a los 7’, y en una jugada desafortunada,
Jonathan Schunke, de cabeza, vulneró su propia valla, a los 26’, y le
dejó servido el triunfo al equipo de Marcelo Gallardo que, de esta
manera, estiró su invicto a 29 partidos. River finalizó con 10 jugadores
por la expulsión de Carlos Sánchez, por doble amarilla.
Se fue
el primer tiempo de esta serie de cuartos de final, y se viene, en una
semana más, el segundo, en donde el equipo de Pellegrino deberá lidiar
contra tres frentes poderosos. El estar abajo en el marcador, que
enfrente tendrá a un rival que mostró sus credenciales anoche, y con
todo el público en contra. Pero el Pincha, en ese primer tiempo de
anoche, lo calibró bien al millonario, ya sabe que le duele cuando lo
presionan y no lo dejan hacer, y después todo puede suceder, y de eso el
equipo albirrojo tiene experiencia suficiente.
El
gran pecado del local fue haber cedido en la presión. Dio la sensación
que no pudo sostener el ritmo que imprimió en el arranque y que le dio
sus frutos en el cierre cuando Vera le robó una pelota sobre el costado
derecho al dubitativo Funes Mori y luego, cuando se metió en el área, lo
fusiló literalmente al golero Barovero.
Pero ese 1-0 bien pudo
haber resultado un 2-0 ya que a los 16’ hubo una jugada clave, mal
resuelta por el árbitro Abal. En una contra veloz, Carrillo metió la
pelota al medio del área para la llegada de Román Martínez; Barovero se
le tiró a los pies y el volante cayó aparatosamente. Para Diego Abal no
pasó nada, pero los albirrojos reclamaron penal. Enseguida, Martínez
pidió el cambio con dolor en su pié derecho (el diagnóstico posterior
habla de un traumatismo en el peroné con una herida) y en su lugar
ingresó Auzqui. Lo que Estudiantes fue bueno, rozando lo excelente en el
arranque. Presionó bien arriba. Correa, Carrilo y Vera en la primera
línea. Román Martínez, Gil Romero e Israel Damonte en la segunda. Y
cuando recuperaba la pelota en el campo de River, salía disparado contra
Barovero. Y tanto presionó que, al final, se le dio el gol. Pero cedió
luego en esa presión. Y, ya con la pelota en su poder, la jerarquía de
River produjo un vuelco rotundo en el juego y el resultado. Está claro
que a lo que a cualquiera le cuesta la energía de todo un partido, River
lo resuelve en un par de minutos. A los 7’ a visita llegó al empate con
lo que vale marcar de visitante en la Copa. Desbordó Mercado por
derecha, de taco lo habilitó a Sánchez y el uruguayo envió el centro al
corazón del área. Allí estaba Mora, entre los centrales, para meter un
cabezazo de pique al suelo para quebrar a Hilario Navarro. River
emparejó así el resultado. El empate fue un golpe de nocaut para
Estudiantes. En estado de “no contest”, a los 26, Alvarez Balanta
-relevo de Vangioni- anticipó en el medio y rompió líneas. Luego cedió
para Teo Gutiérrez que con un hábil enganche se sacó de encima la marca
de dos rivales en un espacio pequeño de cancha y tocó para la izquierda,
para Sánchez. El uruguayo mandó el centro y Schunke metió la cabeza y
la puso arriba, contra el primer palo, imposible para Navarro.
Estudiantes trató luego de arrimarse al empate, pero el partido ya era
cosa juzgada.
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