TRIUNFO INOBJETABLE. EL PINCHA LE DIO UNA LECCIÓN TÁCTICA AL PUNTERO
Estudiantes superó al Millo, que llevaba 31 Partidos sin perder, y se mete en la pelea
“BARO-VERA”.
EL ERROR DEL ARQUERO
Y LA DEFINICIÓN DEL URUGUAYO,
PARA DARLE EL
TRIUNFO A ESTUDIANTES
SOBRE RIVER EN EL ESTADIO MONUMENTAL
Gol de Vera
Por Nicolas Nardini Comentario
Solidaridad.
Esfuerzo. Sacrificio. Orden táctico. Inteligencia. Amor propio. Todo
eso y mucho más tuvo Estudiantes para regalarse una victoria que irá
directo a la hemeroteca de todos sus hinchas y ocupará un lugar de
privilegio en el arcón de los recuerdos de los albirrojos. El Pincha
firmó una tarea sobresaliente desde el comienzo hasta el final, para
dejar a River sin invicto (la cuenta de partidos sin perder se cortó en
31) y animarse a pelear por el primer lugar corriendo desde atrás, como
tanto le gusta a su gente.
ORDEN Y PROGRESO
El
Pincha apostó a dos cuestiones fundamentales desde el minuto uno: el
orden táctico y la presión en todos los sectores del campo. Achicar
espacios de manera anárquica puede ser contraproducente, suele generar
espacios para los rivales. Estudiantes fue todo lo contrario. Desde el
comienzo apostó a una presión escalonada, que comenzó en los hombres de
punta y siguió, de modo gradual, hasta los zagueros centrales propios.
Pellegrino,
de rápida lectura en los instantes previos, cuando se enteró que
Gallardo quería sorprenderlo con una línea de tres para soltar a
Vangioni, contragolpeó con astucia al poner a Cerutti junto a Carrillo y
Vera.
El Pocho hizo estragos a espaldas de Vangioni, mientras
que el oriental y el crédito de Magdalena ahogaron constantemente a los
centrales locales, en un esfuerzo físico y de concentración digno del
aplauso.
Así, en el amanecer mismo del partido, Cerutti rompió
por la derecha y Vera estuvo atento para capitalizar un error de
Barovero y abrir el marcador en la noche de Núñez. La factura de la
conquista no fue casual. Se debió a la inteligencia albirroja para herir
a los de Gallardo en el punto más flojo del planteo táctico: la espalda
de Vangioni.
Tras la ventaja inicial, Estudiantes siguió a lo
suyo. Presión adelante y en el sector medio y gran concentración en la
última línea para no dejar hueco alguno para los hombres de la banda
roja. El equipo jamás cayó en la tentación de retrasar sus líneas de
manera exagerada. Apenas eligió los momentos para presionar, como un
modo de sacar ventaja de lo facturado temprano por Vera. La
contrapartida fue River, que al encontrarse con el inesperado escenario
del tempranero grito visitante, se nubló en lo concerniente a la
creación de juego y cayó en la hábil telaraña táctica que le planteó
Mauricio Pellegrino.
El Pincha hizo ancho el terreno y, al abrir a
la línea de tres, encontró los famosos pasillos interiores para que
Correa armara sociedades con Carrillo o Aguirregaray se animara a pasar a
espaldas de Cerutti. La visita fue todo inteligencia, el anfitrión poco
a poco cayó en las redes de la desesperación.
REDISEÑO TACTICO
El
complemento encontró a Estudiantes bajo de energías tras el esfuerzo
titánico de los primeros 45 minutos. Por eso, el DT optó por rediseñar
tácticamente el dibujo del equipo, quitó a Cerutti y mandó al campo a
Germán Ré. Con el Colorado en defensa, mientras River tenía el balón el
Pincha armó una línea de cinco jugadores atrás, mientras que cuando la
recuperaba, el Vasquito se sumaba al medio como carrilero por la
derecha.
Este cerrojo le permitió abortar prácticamente todos los
intentos creativos del dueño de casa, a tal punto que casi no sufrió
Hilario Navarro. Adelante, Guido Carrillo se bancó, prácticamente solo, a
toda la defensa millonaria, en una tarea de extrema solidaridad.
En
los últimos 15, ante la desesperación local, Estudiantes sacó pecho y
encontró espacios cuando el Millo fue a quemar las naves y quedó
desprotegido atrás.
Fue un canto al amor propio, a la
inteligencia táctica y al cumplimiento, de principio a fin, de un
libreto escrito con gran astucia desde las primeras escaramuzas del
partido.
Es más, sobre el final, en los pies de Auzqui, hasta
tuvo la chance de ampliar la diferencia. Triunfazo inobjetable, tres
puntos valiosísimos, envión anímico y, porqué no, permiso para soñar con
pelear por el título corriendo desde atrás.
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