lunes, 30 de marzo de 2015

Un equipo sin orden, juego, ni corazón, fue superado por Boca

COMENTARIO. ESTUDIANTES CAYÓ 3-0 EN LA BOMBONERA DEJANDO UNA IMAGEN PÁLIDA Y DESLUCIDA

Otra vez jugó mal y para colmo los jugadores perdieron la línea. Ciclo en jaque



Por MARTIN CABRERA
COMENTARIO

Hacía muchos años que Estudiantes no era superado por su rival como ayer ocurrió en su visita a la Boca. Perdió 3-0, un resultado que pudo ser peor y que, sin dudas, dejó el ciclo de Mauricio Pellegrino lleno de preguntas y con muy pocas respuestas.

Sintesis

¿Qué le ocurrió a este equipo en un mes, que pasó de ser sólido y brillante a éste que jugó ayer? Dos fotografías diferentes que ni el propio técnico podrá encontrarle una explicación. El Pincha perdió su juego, el orden, la humildad y hasta el corazón.
El mayor problema parece estar en el mediocampo, donde los volantes de marca no recuperan y los extremos no son lo que busca el técnico. Entre los cuatro no pueden mantener la pelota ni un minuto en su poder y hacer eso contra un rival como Boca parece ser el peor de los pecados.
El partido contra Boca fue partido hasta el gol de Cristian Erbes, a los 38 minutos del primer tiempo. En esos minutos, que de alguna manera fueron parejos, el equipo albirrojo tuvo una chance clarísima de ponerse en ventaja. Fue a los 16 minutos, cuando Ezequiel Cerutti desbordó por la derecha y arrojó un centro al corazón del área. Allí, ganándole en el salto a los centrales estaba Diego Vera, que con su parietal izquierdo hizo estrellar la pelota en el palo derecho de Guillermo Sara, que se arrojó sin estar ni cerca de la pelota.
Esta fue la única chance clara que tuvo el Pincha. Después llegaron los momentos de tensión, la pelea del Chavo Desábato con Osvaldo y una temperatura por las nubes.
En ese contexto parecía que Estudiantes se llevaba su cometido, pero Cristian Erbes recuperó una pelota en el medio, avanzó unos metros, vio al arquero adelantado y con un derechazo clavó el 1-0 que empezó a definir el partido.
Tras cartón, cuando por las pantallas del estadio repetían el gol llegó el segundo, que directamente cerró el partido. Desborde por la derecha (Mauricio rosales sufrió los 90 minutos), falla en la marca para que el delantero sin apellido definiera de derecha ante la salida de Hilario Navarro.
Por derecha con Carrizo, por el medio con Erbes y Meli y desde la izquierda con Colazo y Chávez, el Xeneize le tiró toda su jerarquía encima y su vocación ofensiva. Lo maniató tanto que lo dejó reducido a la nada.

DE MAL EN PEOR

El segundo tiempo estuvo de más. Por lo visto en el primero nada hacía presumir que Estudiantes pudiese dar vuelta la historia. Y así fue. Bueno, no del todo porque el Pincha mostró la peor versión que puede tener un equipo: partido anímica y futbolísticamente.
Boca le tocó la pelota y lo hizo correr detrás de ella. Y lo humilló como hacía tanto tiempo ningún rival lo hacía. A tal punto que al partido le quedaban 20 minutos que parecían una vida.
Para colmo las expulsiones de Matías Aguirregaray y Carlos Auzqui. En la primera de ellas el uruguayo y Jonatan Schunke se dijeron de todo. Pocas veces una jugada desnudó tanta impotencia y tanta miseria.
El final del partido, que tuvo otro gol de Boca tan cantado como previsible, dejó la imagen de un plantel muy confundido al nivel de la preocupación. Nadie sabe cuándo, cómo y por qué se produjo el quiebre. Pero lo que quedó claro ayer es que así no puede seguir. Ya no importa el juego y los resultados sino qué proyecto (y apoyo) hay detrás de Mauricio Pellegrino.

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