HISTORIA. EL PINCHA VOLVIÓ A 1RA. Y EMPEZÓ UNA ETAPA FRUCTÍFERA OTRA VEZ
Se cumplen dos décadas del ascenso que le devolvió la identidad a los hinchas
Por MARTIN CABRERA
INFORME
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Fueron 265 días los que
transitó Estudiantes en el llamado Nacional B, una categoría inédita
para la institución. Menos de un año duró su paso por la segunda
división del fútbol argentino que, lejos de ser traumática, para el
Pincha resultó determinante para refundar conceptos y recuperar una
identidad perdida.
El 12 de mayo de 1995, en la victoria 1-0 sobre
Gimnasia y Tiro de Salta con gol de José Luis Calderón, el Pincha
aseguró su regreso a la máxima categoría, más allá que debió esperar un
día más para asegurarse la firma en el pasaporte.
Lo concreto es que Estudiantes había regresado a
Primera mucho antes de ese día. Tal vez en las horas posteriores al 21
de agosto de 1994 (cuando descendió en cancha de Lanús) se gestó
internamente una ruidosa revolución que terminó con el regreso
indiscutido al lugar de privilegio en el fútbol argentino.
Dos hijos de la casa, Eduardo Manera y Miguel Russo
se hicieron cargo del equipo. Con ellos llegaron Carlos Bossio, Juan
Manuel Llop, Leonardo Ramos, Ricardo Rojas, Manuel santos Aguilar,
Mariano Armentano y otros más. Todos jugadores de jerarquía que, sumados
a las promesas de la casa (el Ruso Pratola, Claudio Paris, Rubén
Capria, José Luis Calderón y un tal Juan Sebastián Verón) hicieron que
el paso del equipo por dicha categoría fuese un desfile.
Inmediatamente aparecieron los buenos resultados,
los triunfos y la gente recuperó algo de todo lo que había vivido años
atrás o le habían contado. Estudiantes era un espectáculo a tal punto
que en concurrencia superaba a varios partidos de Primera.
Futbolísticamente no dejó dudas y consiguió el ascenso cinco fechas
antes de la culminación del torneo.
Jugó 42 partidos, de los cuales ganó 27, empató 11 y
perdió apenas cuatro. Desde el arranque estableció claras diferencias y
por eso la mayoría de las caídas se produjeron en el final, cuando el
equipo se relajó un poco.
El Pincha cerró el torneo como puntero con 65
puntos (nunca más otro equipo alcanzó esa cifra), seguido por Rafaela
con 54, Colón con 52 y Godoy Cruz con 50. Fue el Sabalero, en la
liguilla posterior, que obtuvo el segundo ascenso.
La base del equipo demuestra el potencial de ese
equipo que marcó un récord: Bossio; Ramos, Llop, Prátola, Rojas; París,
Verón, Aguilar, Capria; Calderón y Armentano. Tantos y tantos jugadores
que el pelilargo Martín Palermo estuvo a segundos de marcharse a San
Martín de Tucumán. Por suerte para él y para Estudiantes no lo hizo.
A lo largo del torneo logró resultados
apabullantes, sobre todo de local, donde casi no resignó puntos: 4-0 a
Central Córdoba, 5-1 a Arsenal, 3-0 a Talleres de Escalada, 3-1 a
Rafaela y 5-1 a Colón
La figura de ese equipo fue el Mago Capria, el
goleador José Luis Calderón (7 tantos, ninguno de penal) y la promesa la
Brujita Verón, que arrancó como número 5 en el Maracaná contra Flamenco
por la Supercopa y no salió más.
El mundo Estudiantes recuerda hoy una de sus
gestas, la menos glamorosa tal vez, pero fundamental para entender todo
lo que ocurrió después.
VOLVIO Y SE CONSOLIDO
El ascenso de Estudiantes lo volvió a instalar en
la élite argentina. Los años siguientes al mencionado logro se codeó
entre los mejores y salvo una caída a comienzos de los 2000 siempre
estuvo arriba.
La gloria la volvió a alcanzar en 2006 y desde
entonces cosechó más alegrías que tristezas, con varias participaciones
internacionales y una copa Libertadores en su haber. Sin esta
refundación tal vez todo lo mencionado no hubiese sido posible.
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