(Mar del Plata)
Enviados Especiales
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Desafiando la nocturnidad de la ruta, la suba de precios y el cambio de temperatura, los hinchas de Estudiantes y Gimnasia le pusieron cierre al fútbol de verano en Argentina. Su esfuerzo no merecía el bochornoso final que brindaron los futbolistas.
Una vez más Mar del Plata recibió la pasión que nació hace más de cien años en la capital de la provincia más importante del país y sus concurridas calles se volvieron a teñir con los colores albirrojos y albiazules.
Esta vez, a diferencia de otras oportunidades, los más de 25 mil platenses que agotaron las localidades populares y le aportaron calor al José Minella tuvieron un mérito mayor. Los que vinieron en micros pagaron entre 480 y 600 pesos, además de comprar una entrada a 180 y alimentarse por no menos de 100.
Los del Pincha, por ejemplo, tuvieron que viajar durante toda la madrugada y pasaron 24 horas a la intemperie, sólo con la excusa de ver al equipo.
Los del Lobo, asimismo, anticiparon el carnaval en la zona del centro, y el monumento en la playa Bristol fue el fiel reflejo de un pueblo incondicional que siempre persigue un sueño.
El último fin de semana de enero encontró a los comerciantes intentando salvar la temporada, por lo que anoche, más que nunca, el hecho de haber estado en la cancha ameritaba un reconocimiento.
De todos modos, en el entretiempo y durante un tramo del ST, algunos delincuentes que se hacen llamar hinchas de Gimnasia mostraron banderas con los colores del Pincha incitando a la violencia, a la que recurrieron los jugadores demostrando falta de profesionalismo.
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