EL ARQUERO DE ESTUDIANTES. HACE UN AÑO ERA SUPLENTE EN CUARTA; HOY TITULAR EN PRIMERA
Perdió a su papá, viajaba en micro a Varela y laburaba en un corralón. Un día la suerte tocó el timbre de su casa
Por MARTIN CABRERA
El fútbol está lleno de
historias. Miles. Millones. De todos los colores y con diversos
protagonistas. Pero pocas como la de Daniel Sappa, el nuevo arquero de
Estudiantes, que hace un año era suplente de la Cuarta y terminó 2015
como el séptimo arquero del plantel. Hoy jugará su tercer partido como
titular y, aunque seguramente le dejará su lugar a Mariano Andújar la
próxima semana, el recorrido de su vida deportista vale la pena
contarlo.
Nació el 9 de febrero de 1995. Hijo de Diego
Roberto Sappa y Dora Coceres. El tercero de los hermanos, todos varones:
Diego, Damián y David, los otros tres.
De pibe vivió en Villa Elisa, cerca del corralón Sappa y Forlano
, de sus padres. Claro que trabajó y pasó varios veranos dando una
mano. Muy de barrio, amante del fútbol y lejos de los lujos de la
ciudad.
Hizo las infantiles en Curuzú Cuatiá, cerquita de
su casa. Allí su papá lo entrenaba. Siempre fue arquero, aunque en algún
momento empezó a dudar porque le faltaba altura, según le decían. Eso
se acentuó cuando se fue a probar a Estudiantes, con edad de Novena. Le
dijeron que no y el mundo pareció derrumbarse, como a tantos chicos en
este deporte.
Más fuerte fue la muerte de su padre, dos años
después de la negativa de Estudiantes. El 24 de diciembre de 2011,
cuando su familia preparaba la Nochebuena, el hombre salió a saludar
amigos. Era un caluroso mediodía. Nunca volvió. En 25 y 531, justo
enfrente del escenario en donde hoy su hijo atajará con la camiseta
Pincha, lo atropellaron. El iba en moto y un auto lo embistió.
Sappa fue un querido dirigente del Partido
Justicialista, hombre fuerte en la zona, emprendedor. A tal punto que el
año pasado le pusieron su nombre al Jardín de Infantes municipal que
empezó a funcionar en Villa Elisa.
Pepi, como le dicen casi desde chico, cerró los
ojos. Lloró un tiempo y le prometió a su Viejo, a su mamá y a sus tres
hermanos que no iba a derrumbarse. Siguió yendo todos los días a
entrenar en bondi a Defensa y Justicia, en donde recaló luego de un paso
por Independiente, club al que lo acercó un vecino glorioso: Pepé
Santoro.
Cuando se enteró que la Escuela de Arqueros de
Leandro Cortizo (CEFARQ) hacía pruebas, no lo dudó. Fue tan buena la
impresión que dejó que en febrero de 2015 fichó para ser arquero de la
Cuarta de Estudiantes. Arrancó como suplente y rápidamente se ganó un
lugar. Fue un punto alto en el equipo de Martín Mazzucco, que peleó el
campeonato. En paralelo se animó a terminar sus estudios secundarios. Lo
hizo en el colegio de Estudiantes del Country. Y tanto le gustó que se
anotó para el profesorado de Historia.
Se terminaba 2015 y con él sus últimos meses como
jugador amateur. Debían decidir los dirigentes y vaya problema, porque
en el Club había varios profesionales: Hilario Navarro, Mariano Andújar,
Agustín Silva, Agustín Rossi, Facundo Andújar y Laureano Rustton...
Pero para sorpresa, lo llamaron un mediodía para avisarle que iba a ser
uno de los dos de su categoría en firmar contrato (Umeres el otro).
Se sumó a la pretemporada en enero de este año. Sin
Hilario ni el Gori y con Rustton a préstamo en Guaraní Antonio Franco,
fue presentado como arquero del plantel. Viajó a Mar del Plata y allí
vio cómo lo expulsaban al mayor de los Andújar. Entonces, cuando parecía
que iba a atajar por primera vez en Reserva (nunca lo hizo), quedó como
el “2” de Rossi. Pero el destino le guardaba un último guiño: Nelson
Vivas le dio el arco.
Daniel “Pepi” Sappa, 21 años y un intenso
recorrido, atajará hoy por tercera vez en la Primera de Estudiantes. Y
lo hará en 25 y 32, en donde tiene un ángel que no se cansa de repetir
le da mucha fuerza.
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