sábado, 27 de febrero de 2016

Sappa: la historia de un pibe que la peleó bien de abajo

EL ARQUERO DE ESTUDIANTES. HACE UN AÑO ERA SUPLENTE EN CUARTA; HOY TITULAR EN PRIMERA

Perdió a su papá, viajaba en micro a Varela y laburaba en un corralón. Un día la suerte tocó el timbre de su casa

Por MARTIN CABRERA

El fútbol está lleno de historias. Miles. Millones. De todos los colores y con diversos protagonistas. Pero pocas como la de Daniel Sappa, el nuevo arquero de Estudiantes, que hace un año era suplente de la Cuarta y terminó 2015 como el séptimo arquero del plantel. Hoy jugará su tercer partido como titular y, aunque seguramente le dejará su lugar a Mariano Andújar la próxima semana, el recorrido de su vida deportista vale la pena contarlo.
Nació el 9 de febrero de 1995. Hijo de Diego Roberto Sappa y Dora Coceres. El tercero de los hermanos, todos varones: Diego, Damián y David, los otros tres.
De pibe vivió en Villa Elisa, cerca del corralón Sappa y Forlano , de sus padres. Claro que trabajó y pasó varios veranos dando una mano. Muy de barrio, amante del fútbol y lejos de los lujos de la ciudad.
Hizo las infantiles en Curuzú Cuatiá, cerquita de su casa. Allí su papá lo entrenaba. Siempre fue arquero, aunque en algún momento empezó a dudar porque le faltaba altura, según le decían. Eso se acentuó cuando se fue a probar a Estudiantes, con edad de Novena. Le dijeron que no y el mundo pareció derrumbarse, como a tantos chicos en este deporte.
Más fuerte fue la muerte de su padre, dos años después de la negativa de Estudiantes. El 24 de diciembre de 2011, cuando su familia preparaba la Nochebuena, el hombre salió a saludar amigos. Era un caluroso mediodía. Nunca volvió. En 25 y 531, justo enfrente del escenario en donde hoy su hijo atajará con la camiseta Pincha, lo atropellaron. El iba en moto y un auto lo embistió.
Sappa fue un querido dirigente del Partido Justicialista, hombre fuerte en la zona, emprendedor. A tal punto que el año pasado le pusieron su nombre al Jardín de Infantes municipal que empezó a funcionar en Villa Elisa.
Pepi, como le dicen casi desde chico, cerró los ojos. Lloró un tiempo y le prometió a su Viejo, a su mamá y a sus tres hermanos que no iba a derrumbarse. Siguió yendo todos los días a entrenar en bondi a Defensa y Justicia, en donde recaló luego de un paso por Independiente, club al que lo acercó un vecino glorioso: Pepé Santoro.
Cuando se enteró que la Escuela de Arqueros de Leandro Cortizo (CEFARQ) hacía pruebas, no lo dudó. Fue tan buena la impresión que dejó que en febrero de 2015 fichó para ser arquero de la Cuarta de Estudiantes. Arrancó como suplente y rápidamente se ganó un lugar. Fue un punto alto en el equipo de Martín Mazzucco, que peleó el campeonato. En paralelo se animó a terminar sus estudios secundarios. Lo hizo en el colegio de Estudiantes del Country. Y tanto le gustó que se anotó para el profesorado de Historia.
Se terminaba 2015 y con él sus últimos meses como jugador amateur. Debían decidir los dirigentes y vaya problema, porque en el Club había varios profesionales: Hilario Navarro, Mariano Andújar, Agustín Silva, Agustín Rossi, Facundo Andújar y Laureano Rustton... Pero para sorpresa, lo llamaron un mediodía para avisarle que iba a ser uno de los dos de su categoría en firmar contrato (Umeres el otro).
Se sumó a la pretemporada en enero de este año. Sin Hilario ni el Gori y con Rustton a préstamo en Guaraní Antonio Franco, fue presentado como arquero del plantel. Viajó a Mar del Plata y allí vio cómo lo expulsaban al mayor de los Andújar. Entonces, cuando parecía que iba a atajar por primera vez en Reserva (nunca lo hizo), quedó como el “2” de Rossi. Pero el destino le guardaba un último guiño: Nelson Vivas le dio el arco.
Daniel “Pepi” Sappa, 21 años y un intenso recorrido, atajará hoy por tercera vez en la Primera de Estudiantes. Y lo hará en 25 y 32, en donde tiene un ángel que no se cansa de repetir le da mucha fuerza.
 
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