lunes, 14 de marzo de 2016

El fútbol, los goles, el triunfo y la fiesta fueron del Pincha


FUE TODO ALBIRROJO. ESTUDIANTES APLASTÓ AL LOBO CON UN CONTUNDENTE 3 A 0

El fútbol, los goles, el triunfo y la fiesta fueron del Pincha

Los de Vivas fueron más prácticos, tuvieron más juego y también aprovecharon las ventajas que concedió Gimnasia.

Analisis
Por Nicolas Nardini
Una vez más, el fútbol dejó al descubierto lo riesgoso que resulta en este deporte vaticinar lo que puede pasar en una contienda. Esa sensación de paridad en la que habían coincidido muchos análisis en la previa del gran clásico de la ciudad, quedó pulverizada por la realidad. En el Estadio Ciudad de La Plata hubo muchas cosas, pero equilibrio de fuerzas, de seguro que no. Estudiantes, incluso sin llegar a la brillantez, pasó por encima a Gimnasia y en la simpleza de esa supremacía se basa, en buena medida, la explicación de la goleada albirroja que tuvo ribetes festivos dentro y fuera del campo.
El Pincha logró una goleada que no deja lugar a dudas. Su gente se fue tocando bocina porque vio a un equipo que supo cómo encarar el clásico. Lo planeó y lo ejecutó a la perfección, porque en definitiva, los que resuelven son los jugadores en el césped.
Hubo 3 goles de diferencia y, por sobre todas las cosas, se apreció una notable disparidad en lo actitudinal. Mientras el Pincha jamás se apartó de su libreto, hirió a la visita con un juego directo y luchó por cubrir cada metro cuadrado del terreno con un esfuerzo supremo, en el Lobo se vio una gran desidia, el equipo jugó con el mismo chip en el 0-0, el 0-1, el 0-2 y el 0-3 parcial. Hubo Jugadores superados por el contexto, que ni siquiera dieron rienda suelta a su amor propio para, aún en el desorden, buscar quebrar lo establecido.
UNA BUSQUEDA POR LA DOBLE VIA
La búsqueda ofensiva de Estudiantes, que redundó en una contundente victoria, tuvo dos vías. Por un lado, la gestación intrínseca de juego, con sus características y virtudes y, por otro, el aprovechamiento de los obsequios de su rival, que concedió ventajas que culminaron en la red. Una cosa es tan meritoria como la otra. Para canjear por gol los errores del contrario, hacen falta una búsqueda insistente y, al mismo tiempo, justeza técnica para que la faena sea completa. Fue lo que pasó en las conquistas que llevaron el marcador al mote de goleada.
Resulta difícil de explicar, pero la sensación que merodeó el estadio en la tarde de ayer fue que el partido quedó casi sentenciado a los diez minutos del primer tiempo, cuando el Pincha anotó el primer gol del partido.
De allí en adelante, Estudiantes se agrandó, supo sacarle rédito anímico y futbolístico a la ventaja parcial y observó cómo Gimnasia fue víctima de su propia impotencia para torcer el trámite, con un juego que por momentos rozó la indolencia.
CRECIO HASTA FLOREARSE
El paso de los minutos, la falta de reacción albiazul y el alza de la confianza colectiva, fueron el combo perfecto para que los de Nelson Vivas terminaran floreándose.
El Pincha lució compacto entre líneas, tuvo aceleración de tres cuartos de cancha en adelante y, por sobre todas las cosas, supo a qué tenía que jugar.
Estudiantes no dio espacios para el tejido de juego tripero e infló su pecho de confianza hasta levantar el “ole” de la tribuna cuando se sucedieron los pases entre los de camiseta albirroja, con el resultado absolutamente definido.
Las equivalencias duraron tan solo diez minutos. De allí hasta el final, fue un monólogo futbolístico del Pincha, que golpeó en los momentos oportunos y no le dejó al Lobo ni las más mínima posibilidad de reacción.
Los hinchas desataron la fiesta en las tribunas porque desde el campo de juego los protagonistas estuvieron a la altura de lo que se había puesto en juego y se quedaron con el clásico porque fueron superiores en todas las líneas (arco incluido).
Estudiantes fue más seguro en el fondo, menos permeable en la zona medular del campo, más creativo en tres cuartos y tuvo más justeza en los últimos metros del terreno.
Los goles, la inteligencia, la actitud, el resultado y la fiesta fueron propiedad exclusiva del León en una nueva edición de la máxima fiesta deportiva de la ciudad.
Vivas logró aprobar un examen bravo, en un momento en que su ciclo carretea y busca despegar de manera definitiva. Del lado albiazul, se abrieron varios interrogantes acerca de las falencias para gestionar partidos donde se ponen en juego cosas importantes, con el agravante de que no se vio esa rebeldía que suele pedir su DT.
Pasó el 155 y el Pincha encontró los caminos para armar una fiesta que desató el delirio de sus hinchas.
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