EL PIZARRON DEL CLASICO. ALBIAZULES Y ALBIRROJOS LLEGAN CON FUERZAS DISPARES AL GRAN CHOQUE DEL SÁBADO
El León está aceitado y en racha. Gimnasia busca su identidad. Así y todo, no hay un abismo entre ambos
POR NICOLAS NARDINI
ANALISIS
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En el fútbol, los que cambian la ecuación, siempre, son los jugadores. Esto no quiere decir, en absoluto, que la incidencia de los entrenadores quede confinada a un segundo plano. Una cuestión no excluye a la otra. De hecho, está plagado de ejemplos de técnicos que, por incapacidad u obstinación, han “chocado Ferraris” que parecían manejarse en piloto automático.
Dicho esto, hoy es una verdad evidente que Estudiantes aventaja a Gimnasia en un aspecto clave: cuenta con un par de jugadores de jerarquía internacional en puestos clave en la columna vertebral del equipo. Futbolistas de esos que no abundan y que difícilmente puedan encontrarse en la gran mayoría de los planteles del fútbol argentino. Se trata de Mariano Andújar y Gastón Fernández , dos futbolistas que marcan el salto de calidad en un equipo que cuenta con un personal que, de por sí, es equilibrado en todas las líneas.
El arquero le otorga al Pincha el aplomo de los años en el máximo nivel, a lo que se suma un repunte en determinados detalles de su actualidad producto de la continuidad que últimamente le había sido esquiva. El portero mundialista, además, le transmite seguridad a sus compañeros, que confían en él, un plus fundamental en el fútbol.
El otro protagonistas que está claramente por encima de la media es Gastón Fernández, que sabe todo lo que hay que hacer en un terreno de juego y, cuanto más cerca está del arco rival, mejor jugador es. De los pocos que pueden elevar el nivel de un equipo por sí solos. Quizás no tiene la intensidad ni la incidencia continua de antaño, pero los años le dieron más sabiduría y su calidad es la misma de siempre, esas son cosas que no se pierden.
En el plano opuesto se encuentra Gimnasia en un puesto determinante: el arco. Enrique Bologna está muy por debajo de su nivel, no lograr responder ante las difíciles y últimamente se viene complicando en varias acciones que serían de fácil resolución para un arquero profesional de sus pergaminos. El ex Banfield parece haber perdido confianza en sí mismo y sus compañeros, que por lógica grupal y de convivencia jamás lo dirán, también parecen dudar cada vez que la pelota merodea su propia portería.
Hoy, el emblema futbolístico de Gimnasia es Fabián Rinaudo, un jugador que destila coraje y despliegue. Pero Fito, por más que desparrame temperamento en cada acción, no tiene una incidencia constante en el armado de juego. Por su lugar en el campo, no es fácil que sea organizador y gravite cerca del arco rival, por más que cuando se suelta exhibe condiciones para ello.
En definitiva, Estudiantes cuenta con un par de jugadores que marcan la diferencia y, en base a ello, se recuesta sobre una estructura cada vez más aceitada, con centrales que se equivocan poco y nada, volantes que llegan y hacen daño y un doble motor de contención en la zona medular que aporta la cuota imperiosa de equilibrio.
Las victorias en fila, además, otorgan confianza. Los protagonistas se muestran más receptivos a las directivas que bajan desde el cuerpo técnico porque ven que con ellas se logran resultados. Y así, se forma un círculo virtuoso que se retroalimenta.
Gimnasia está en un proceso de cambio. Modificar sobre la marcha suele ser problemática. Las posibilidades de hacer cirugía mayor son exiguas y, en contraposición con ello, para Alfaro no tocar nada también resultaría contraproducente, puesto que se sentiría casi atado de pies y manos. En ese punto intermedio, el DT tiene el enorme desafío de equilibrar fuerzas ante un rival que es más, aunque tampoco parece inalcanzable. Todo está abierto.
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