El Rusito, que mañana cumplirá 20 años, recibió una lección
de táctica de parte de Sebastián Verón. El presidente y capitán lo llamó
para que se quedara a mejorar la visión de campo luego del
entrenamiento
Santiago Ascacíbar nació el 25 de febrero de 1997. En esa fecha, Sebastián Verón
ya tenía cuatro años como jugador profesional, se desempeñaba en Europa
y estaba llamado a ser una de las piezas fundamentales de la Selección
argentina en los años que se avecinaban.
Hoy, veinte años después, el destino los juntó en una lección de
táctica. Tranquilamente, el ídolo albirrojo podría ser el padre del
Rusito o, por qué no, el hermano mayor. Lo cierto es que, con la misma
contención de aquel que pretende marcar el camino, el presidente,
capitán y referente de Estudiantes le ordenó al joven mediocampista que
se quedara un tiempo extra en el entrenamiento para practicar
asistencias largas y mejorar la visión de campo.
Cuando el reloj marcaba las 10.30, mientras el grueso del plantel
Pincha se refrescaba para atenuar el intenso calor, Verón y Ascacíbar se
quedaron allí, a la vista de todos, ya que el presidente tenía como
objetivo trasladarle conceptos al juvenil.
La escena acaparó la atención de los presentes, que observaban cómo
el mandatario Pincha indicaba hacia dónde tenía que direccionarse la
pelota, en un típico cambio de frente para buscar la asistencia a media
distancia.
Ascacíbar fue una de las figuras del ensayo táctico, en el cual los
titulares les ganaron a los suplentes. Incluso, marcó uno de los goles,
presionando en campo rival y recibiendo la asistencia de Tití Rodríguez.
Sebastián Verón, en tanto, se destacó para el equipo alternativo,
también buscando los pases en profundidad, pero mostrando las secuelas
de la inactividad, producto de la recuperación por la lesión que sufrió
en el mes de enero en Mar del Plata.
En el fondo, el presidente asume que el Rusito es uno de los
principales candidatos a ser transferidos durante el próximo mercado de
pases, y cuanto más se perfeccione, más dinero podrá generarle al club,
como si se tratara de las joyas de una abuela que cotizan en alza…
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