GUSTAVO MATOSAS. MANO A MANO CON EL NUEVO TÉCNICO DE ESTUDIANTES, QUE REVELA SUS GUSTOS Y OBJETIVOS
Dijo que le gusta romper con los paradigmas y que su único objetivo es ganar
Por MARTIN CABRERA - ENTREVISTA
A
Gustavo Matosas le sobra energía. Lo que muestra en su rol de
entrenador lo traslada en su contacto con la prensa y posiblemente a su
vida privada, según cuenta. Saluda, habla con ganas, abre los ojos,
gesticula y hasta golpea la mesa cuando habla de fútbol. Lo siente así y
no duda en afirmarlo.
“Se juega como se
entrena”, repite este uruguayo que vive el fútbol con pasión y no admite
los grises. Está feliz de haber aceptado el cargo de técnico de
Estudiantes y no deja de sorprenderlo el rol de los referentes. No se
queja por tener que debutar en un partido a los 4 mil metros de altura y
tampoco patea el piso al leer que Juan Foyth, con seguridad, será
transferido al fútbol europeo. Ni siquiera lo haría en el caso de que se
vaya Santiago Ascacibar. “Es la situación del Club y la sabía al
momento de firmar contrato”.
Uruguayo, 50 años,
padre de cuatro hijos, el mayor en la inferiores de Peñarol, su otro
amor en la vida. Fanático de su familia, del mate y del fútbol, no duda
en afirmar que la selección de su país es un ejemplo a imitar. Gustavo
Matosas estuvo a solas con este medio en 40 minutos de entrevista,
charla y docencia, bajo el sol de City Bell, distendido y a minutos de
haber terminado el entrenamiento.
-¿Por qué Estudiantes?
-Porque
es un lindo reto, porque es un club importante y porque me gusta la
identidad del equipo. Fueron varios los motivos para aceptar.
-¿Lo sorprendió la propuesta de Juan Sebastián Verón?
-Sí,
fue inesperada. Se fue Nelson (Vivas) y a los pocos días recibí su
llamado. Estuvimos charlando un rato y nos pusimos de acuerdo
inmediatamente.
-¿Cuándo lo conoció a Verón?
-Un
tiempo antes de aquella foto de noviembre de 2014 con nuestros padres
en la sede de Conmebol. Creo que fueron 5 o 6 meses antes de esa noche.
Recuerdo que lo llamé para consultarlo por algún jugador y nos quedamos
un largo rato charlando de fútbol. Le pregunté por dos o tres chicos
para llevármelos al fútbol mexicano. Desde entonces quedó una buena
relación para seguir charlando de fútbol. Es un apasionado.
-¿Cómo es hablar de fútbol con él?
-Siempre
hacerlo con alguien que sabe tanto y jugó en los clubes que lo hizo él
es un placer, es muy interesante. A mí, particularmente, me gusta
intercambiar opiniones y escuchar otras posturas, aunque sean
diferentes. Sebastián (Verón) jugó a un nivel que no lo hace todo el
mundo. Lo respeto.
-Del otro lado hay una persona que tiene lo suyo y también ganó la Copa Libertadores…
-Nunca
decimos esas cosas (risas). Siempre hablamos de características de
jugadores y tipos de trabajo pero no nos presumimos entre nosotros.
-¿Qué encontró en Estudiantes?
-Un
equipo organizado, con pautas claras para quien desarrolla su trabajo y
con una enorme infraestructura puesta al servicio del equipo y la
formación de jugadores. Y con varios referentes que llevan un largo
tiempo en el Club y son importantes para transmitirles la esencia de
Estudiantes a los más jóvenes.
-¿Cómo se inserta usted en ese engranaje? ¿Cómo hace para convivir con jugadores tan grandes y otros tan jóvenes?
-Es
verdad que hay grandes diferencias de edad en el plantel. Pero hay una
realidad: los jugadores más experimentados han hecho un gran trabajo con
los más jóvenes. Siempre van a imitar lo que hacen los mayores y acá
ellos son ganadores, trabajadores y demás cosas positivas. No es
casualidad que jueguen hasta los 38 años. No es casualidad que esas
cosas pasen en Estudiantes. Lo que sí tenemos que hacer nosotros como
cuerpo técnico es saber complementar bien esa experiencia con la
juventud para que el equipo pueda rendir al máximo.
-¿Es un desafío extra? ¿Le había tocado antes dirigir un plantel con tantos referentes?
-Puede
ser, pero por lo vivido en los primeros días es un trabajo normal. Su
predisposición es excelente. Vengo a sumarme a un proyecto que viene
desde hace mucho tiempo, respetando las pautas establecidas. El objetivo
es que todos tiremos para el mismo lado. Y eso implica entender que a
veces jugará determinado jugador y en otro partido un compañero. La
decisión será mía en función de lo que necesite el equipo o el partido.
Pero el objetivo es tirar todos para adelante.
-Siempre
hay perfiles de los técnicos cuando llegan a un Club y en este caso se
dice “Matosas es un loco y si se tiene que fajar con un jugador lo hace”
¿Es así?
-(se ríe y luego piensa) Creo
que la locura en el fútbol es saludable. Romper con los paradigmas,
buscar cosas nuevas en cuanto a sistemas, tácticas y cosas que les pedís
al jugador. Siempre teniendo en cuenta que el objetivo es ganar, ganar
siempre. Después puede haber un folclore de la gente, siempre superador
de la realidad. Alguna vez me ha gustado hacer alguna locura…
-¿Se define como un loco?
-Considero
que trato de innovar en muchas cosas que hago. A lo mejor eso lleva
algo de locura. A veces no me gusta hacer algo que está preestablecido.
-Cuando
se supo que llegaba a Estudiantes se difundió un video donde en plena
nota les mostrás a los periodistas cómo hay que pegarle a la pelota, con
derecha o izquierda…
-Es parte de la
docencia del entrenador. Tuve la virtud de aprenderlo, de grande. Mucho
me enseñó Telé Santana, pero no sólo la necesidad de utilizar las dos
piernas, sino cómo hacerlo. Eso me marcó para toda mi vida. Si lo
hubiera conocido con 16 años seguramente esa experiencia me hubiera
permitido jugar en otros lugares, en ligas prestigiosas. Lamentablemente
lo agarré con 26 años. Igual me cambió la vida futbolística.
-¿Ese fue el técnico que más lo marcó?
-Puede
ser, pero por suerte tuve muchos. El Maestro Tabarez también me dejó
enormes enseñanzas. Lo tuve en Peñarol. El me enseñó lo que es la
responsabilidad profesional. En cuanto a lo futbolísitco Santana fue un
antes y después.
-¿Qué otros técnicos importantes tuvo en tu carrera?
-En
San Lorenzo me dirigió el Nano Areán, un personaje. Lo tuve a él y a
Ricardo Rezza. Era un tipo que me motivaba y que asumieras riesgos. Te
daba el empuje necesario.
-¿Se considera un técnico motivador?
-Es
la pasión. Eso no lo voy a poder ocultar nunca. Siempre fui así. Me
encanta que todos los trabajos sean al ciento por ciento. Creo que tiene
mucho que ver eso “como entrenás jugás”. No me gusta los que se cuidan,
porque el que entrena mal juega mal. Creo en eso fervientemente. Lo
vivo con esa pasión, esas ganas y esa ilusión. Las tengo desde que
jugaba y no creo que lo vaya a perder nunca, porque vibro, me alegro y
me caliento. Es mi pasión.
-¿No le preocupa pasarse de la raya y que el jugador pierda la confianza con tanta efusividad?
-No
ocupo el rol del jugador. Si bien estoy dentro del campo no participo
de la práctica. El jugador deberá tomarlo como que soy un entrenador que
está todo el tiempo evaluando y pendiente, de los que juegan y de los
que no lo hacen. Mi manera de analizarlo es esa.
-¿Qué le gusta del fútbol argentino? ¿Por qué quiso realizar esta experiencia?
-Es
un desafío porque todos sabemos la velocidad y la agresividad con la
que se juega en Argentina. Son partidos muy intensos. La calidad del
jugador es muy importante pero por sobre todas las cosas el equipo.
Aquellos que tienen un buen juego en conjunto son los que tienen las
mejores chances por sobre los de cualidades individuales. Por eso es un
desafío dirigir aquí.
-A veces esa pasión se va del otro lado…
-Sí, pero pasa en muchos otros lugares. Son las reglas del juego. Hay que saber controlarlas.
-¿Qué expectativas tiene para este paso por Estudiantes?
-Que sea exitoso.
-Simeone tenía una frase de cabecera: “El esfuerzo no se negocia”. ¿Cuál es la de Gustavo Matosas?
-Exito es una palabra que me gusta.
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