miércoles, 5 de julio de 2017

“La locura en el fútbol es saludable”

GUSTAVO MATOSAS. MANO A MANO CON EL NUEVO TÉCNICO DE ESTUDIANTES, QUE REVELA SUS GUSTOS Y OBJETIVOS


Dijo que le gusta romper con los paradigmas y que su único objetivo es ganar

Por MARTIN CABRERA - ENTREVISTA

A Gustavo Matosas le sobra energía. Lo que muestra en su rol de entrenador lo traslada en su contacto con la prensa y posiblemente a su vida privada, según cuenta. Saluda, habla con ganas, abre los ojos, gesticula y hasta golpea la mesa cuando habla de fútbol. Lo siente así y no duda en afirmarlo.
“Se juega como se entrena”, repite este uruguayo que vive el fútbol con pasión y no admite los grises. Está feliz de haber aceptado el cargo de técnico de Estudiantes y no deja de sorprenderlo el rol de los referentes. No se queja por tener que debutar en un partido a los 4 mil metros de altura y tampoco patea el piso al leer que Juan Foyth, con seguridad, será transferido al fútbol europeo. Ni siquiera lo haría en el caso de que se vaya Santiago Ascacibar. “Es la situación del Club y la sabía al momento de firmar contrato”.
Uruguayo, 50 años, padre de cuatro hijos, el mayor en la inferiores de Peñarol, su otro amor en la vida. Fanático de su familia, del mate y del fútbol, no duda en afirmar que la selección de su país es un ejemplo a imitar. Gustavo Matosas estuvo a solas con este medio en 40 minutos de entrevista, charla y docencia, bajo el sol de City Bell, distendido y a minutos de haber terminado el entrenamiento.
-¿Por qué Estudiantes?
-Porque es un lindo reto, porque es un club importante y porque me gusta la identidad del equipo. Fueron varios los motivos para aceptar.
-¿Lo sorprendió la propuesta de Juan Sebastián Verón?
-Sí, fue inesperada. Se fue Nelson (Vivas) y a los pocos días recibí su llamado. Estuvimos charlando un rato y nos pusimos de acuerdo inmediatamente.
-¿Cuándo lo conoció a Verón?
-Un tiempo antes de aquella foto de noviembre de 2014 con nuestros padres en la sede de Conmebol. Creo que fueron 5 o 6 meses antes de esa noche. Recuerdo que lo llamé para consultarlo por algún jugador y nos quedamos un largo rato charlando de fútbol. Le pregunté por dos o tres chicos para llevármelos al fútbol mexicano. Desde entonces quedó una buena relación para seguir charlando de fútbol. Es un apasionado.
-¿Cómo es hablar de fútbol con él?
-Siempre hacerlo con alguien que sabe tanto y jugó en los clubes que lo hizo él es un placer, es muy interesante. A mí, particularmente, me gusta intercambiar opiniones y escuchar otras posturas, aunque sean diferentes. Sebastián (Verón) jugó a un nivel que no lo hace todo el mundo. Lo respeto.
-Del otro lado hay una persona que tiene lo suyo y también ganó la Copa Libertadores…
-Nunca decimos esas cosas (risas). Siempre hablamos de características de jugadores y tipos de trabajo pero no nos presumimos entre nosotros.
-¿Qué encontró en Estudiantes?
-Un equipo organizado, con pautas claras para quien desarrolla su trabajo y con una enorme infraestructura puesta al servicio del equipo y la formación de jugadores. Y con varios referentes que llevan un largo tiempo en el Club y son importantes para transmitirles la esencia de Estudiantes a los más jóvenes.
-¿Cómo se inserta usted en ese engranaje? ¿Cómo hace para convivir con jugadores tan grandes y otros tan jóvenes?
-Es verdad que hay grandes diferencias de edad en el plantel. Pero hay una realidad: los jugadores más experimentados han hecho un gran trabajo con los más jóvenes. Siempre van a imitar lo que hacen los mayores y acá ellos son ganadores, trabajadores y demás cosas positivas. No es casualidad que jueguen hasta los 38 años. No es casualidad que esas cosas pasen en Estudiantes. Lo que sí tenemos que hacer nosotros como cuerpo técnico es saber complementar bien esa experiencia con la juventud para que el equipo pueda rendir al máximo.
-¿Es un desafío extra? ¿Le había tocado antes dirigir un plantel con tantos referentes?
-Puede ser, pero por lo vivido en los primeros días es un trabajo normal. Su predisposición es excelente. Vengo a sumarme a un proyecto que viene desde hace mucho tiempo, respetando las pautas establecidas. El objetivo es que todos tiremos para el mismo lado. Y eso implica entender que a veces jugará determinado jugador y en otro partido un compañero. La decisión será mía en función de lo que necesite el equipo o el partido. Pero el objetivo es tirar todos para adelante.
-Siempre hay perfiles de los técnicos cuando llegan a un Club y en este caso se dice “Matosas es un loco y si se tiene que fajar con un jugador lo hace” ¿Es así?
-(se ríe y luego piensa) Creo que la locura en el fútbol es saludable. Romper con los paradigmas, buscar cosas nuevas en cuanto a sistemas, tácticas y cosas que les pedís al jugador. Siempre teniendo en cuenta que el objetivo es ganar, ganar siempre. Después puede haber un folclore de la gente, siempre superador de la realidad. Alguna vez me ha gustado hacer alguna locura…
-¿Se define como un loco?
-Considero que trato de innovar en muchas cosas que hago. A lo mejor eso lleva algo de locura. A veces no me gusta hacer algo que está preestablecido.
-Cuando se supo que llegaba a Estudiantes se difundió un video donde en plena nota les mostrás a los periodistas cómo hay que pegarle a la pelota, con derecha o izquierda…
-Es parte de la docencia del entrenador. Tuve la virtud de aprenderlo, de grande. Mucho me enseñó Telé Santana, pero no sólo la necesidad de utilizar las dos piernas, sino cómo hacerlo. Eso me marcó para toda mi vida. Si lo hubiera conocido con 16 años seguramente esa experiencia me hubiera permitido jugar en otros lugares, en ligas prestigiosas. Lamentablemente lo agarré con 26 años. Igual me cambió la vida futbolística.
-¿Ese fue el técnico que más lo marcó?
-Puede ser, pero por suerte tuve muchos. El Maestro Tabarez también me dejó enormes enseñanzas. Lo tuve en Peñarol. El me enseñó lo que es la responsabilidad profesional. En cuanto a lo futbolísitco Santana fue un antes y después.
-¿Qué otros técnicos importantes tuvo en tu carrera?
-En San Lorenzo me dirigió el Nano Areán, un personaje. Lo tuve a él y a Ricardo Rezza. Era un tipo que me motivaba y que asumieras riesgos. Te daba el empuje necesario.
-¿Se considera un técnico motivador?
-Es la pasión. Eso no lo voy a poder ocultar nunca. Siempre fui así. Me encanta que todos los trabajos sean al ciento por ciento. Creo que tiene mucho que ver eso “como entrenás jugás”. No me gusta los que se cuidan, porque el que entrena mal juega mal. Creo en eso fervientemente. Lo vivo con esa pasión, esas ganas y esa ilusión. Las tengo desde que jugaba y no creo que lo vaya a perder nunca, porque vibro, me alegro y me caliento. Es mi pasión.
-¿No le preocupa pasarse de la raya y que el jugador pierda la confianza con tanta efusividad?
-No ocupo el rol del jugador. Si bien estoy dentro del campo no participo de la práctica. El jugador deberá tomarlo como que soy un entrenador que está todo el tiempo evaluando y pendiente, de los que juegan y de los que no lo hacen. Mi manera de analizarlo es esa.
-¿Qué le gusta del fútbol argentino? ¿Por qué quiso realizar esta experiencia?
-Es un desafío porque todos sabemos la velocidad y la agresividad con la que se juega en Argentina. Son partidos muy intensos. La calidad del jugador es muy importante pero por sobre todas las cosas el equipo. Aquellos que tienen un buen juego en conjunto son los que tienen las mejores chances por sobre los de cualidades individuales. Por eso es un desafío dirigir aquí.
-A veces esa pasión se va del otro lado…
-Sí, pero pasa en muchos otros lugares. Son las reglas del juego. Hay que saber controlarlas.
-¿Qué expectativas tiene para este paso por Estudiantes?
-Que sea exitoso.
-Simeone tenía una frase de cabecera: “El esfuerzo no se negocia”. ¿Cuál es la de Gustavo Matosas?
-Exito es una palabra que me gusta.

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