jueves, 10 de agosto de 2017

Jugó como por los puntos, pero le faltó ser más picante

ESTUDIANTES EMPATO 0-0 CON PEÑAROL. ABURRIDO AMISTOSO DEL OTRO LADO DEL CHARCO
El equipo de Matosas fue sólido en defensa, pero volvió a carecer de juego asociado

Jugó como por los puntos, pero le faltó ser más picante

El Chapu Braña sale con balón dominado desde la zona media. El amistoso fue chato, pero le permitió al Pincha sumar más rodaje

Pasó otro examen para el nuevo Estudiantes de Gustavo Matosas. Ahora con empate 0-0 en su visita a Peñarol, partido y resultado que sirven para ratificar su solidez defensiva, pero también sus falencias ofensivas. Un calco a los partidos por Sudamericana contra Nacional, pero con esta vez sin victorias.
El Pincha sigue siendo un equipo largo y lento. No tiene un jugador capaz de tomar la pelota y armar una jugada asociada. Ni siquiera en los minutos finales, cuando el DT metió en campo a varios de los “nuevos”, pudo romper el molde de un equipo que jugó con el chip de partido oficial.
En el primer tiempo fue Peñarol el que propuso, con el empuje de Mathias Corujo y la inteligencia de Maxi Rodríguez. No tuvo demasiadas ideas y lejos quedó de un equipo con pretensiones deportivas. Pero estuvo más adelantado territorialmente y por eso dejó una mejor sensación que Estudiantes.
En esos 45 minutos intentó llegar hasta el arco de Mariano Andújar por las bandas, aprovechando las dudas de Matías Ruiz Díaz y Lucas Diarte. Pero ni así logró encontrar un camino firme. La única vez que tocó el timbre fue con un remate de la Fiera Rodríguez, que aprovechó un mal despeje y, dentro del área, probó de derecha. La pelota pegó en el travesaño y en segunda instancia la defensa despejó el peligro.
¿Qué hizo el Pincha en los primeros 45 minutos? Intentó alguna salida rápida con Rodrigo Braña como primera guitarra y algún contragolpe aprovechando la velocidad de Juan Otero. Pero el equipo, como la semana pasada ante Nacional de Potosí, estuvo largo y lento en sus movimientos. Otra vez falló Lucas Rodríguez y entonces le fue imposible armar juego.
Un cabezazo de Bautista Cascini a los 25 minutos y un fuerte remate desde afuera del área del colombiano Otero resultaron las únicas dos veces que el equipo de Gustavo Matosas se acercó hasta el arco de Kevin Dawson, que respondió bien en cada uno de los centros y cuando tuvo que intervenir con tiros desde afuera del área.
No fue mejor el complemento, a tal punto que ya empezó a sentirse el frío y la llovizna, que fueron los aliados ideales para una película cada vez más aburrida. Peñarol siguió teniendo la iniciativa pero con pocas ideas, salvo la claridad de Maxi y la voluntad de Corujo.
Tampoco logró Estudiantes ser más compacto ni rápido de mitad de cancha para adelante. Para colmo desde el banco de suplentes no llegaron señales: Matosas se tomó demasiado en serio el amistoso y apostó firmemente en los once elegidos inicialmente, como ocurrió en Bolivia y como ocurriría en cada compromiso de visitante.
El partido ni siquiera salió de la monotonía cuando Bautista Cascini le entró fuerte a Guzmán Pereira. En otras condiciones hubiese sido un torbellino de jugadores en la mitad de cancha, pero anoche apenas algunos reproches y nada más. Estuvo claro que el partido fue por demás amistoso.
Recién promediando los 20 minutos Matosas decidió mover el medio. Afuera Braña y Casicni (ambos amonestados y cerca de la roja), adentro Nahuel Estévez e Iván Gómez. Nuevo mediocampo para buscar desde allí edificar otro juego, con Marco Borgnino sobre la derecha (Otero se adelantó) en lugar de un irregular Rodríguez.
No varió demasiado el trámite del encuentro, salvo que el local dejó de buscar con coraje y ya sin sus mejores jugadores en campo, repartió la pelota y espacio. Si algo le faltaba al partido para convertirse en olvidable era ese final.

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