Enfoque
En sintonía con el bajón futbolístico albirrojo, varios pibes de la cantera de la institución quedaron expuestos
Martín Cabrera
mcabrera@eldia.com
El
presente futbolístico de Estudiantes no es el mejor. Está lejos del
soñado y del proyectado dos meses atrás. Después de un interesante
comienzo de semestre el equipo no encuentra respuestas. Lucas Bernardi
ha tomado la decisión de rotar constantemente y eso ha confundido a
jugadores, dirigentes e hinchas.
Lo están sufriendo los
más referentes (léase Desábato, Schunke, Andújar, Braña y Pavone) y
también los que llegaron como refuerzos en los últimos dos mercados de
pases. No hay esquema a la vista ni individualidades que permitan un
cambio inmediato. Esta vez no es trabajo lo que necesita Estudiantes,
sino paz.
El problema es que a esta confusión general
entraron varios juveniles, el recambio lógico y el mayor patrimonio que
tiene el Club para el futuro. El partido del lunes lo dejó a la vista.
Los referentes van a dejar de jugar más pronto que tarde y los que
llegaron terminarán rescindiendo contrato, si es que no conforman. Pero
desgastar a los pibes, lo mejor que ha mostrado Estudiantes en la última
década, podría ser el principio de un problema mucho mayor a futuro.
El
caso más significativo es el de Iván Gómez, el juvenil categoría ‘97
que se había mostrado como el suceso de Santiago Ascacibar e, incluso,
lo empezaban a ver con agrado en ligas europeas. Al lado de Rodrigo
Braña mostró criterio, orden, entrega y distribución. Pero de a poco fue
perdiendo confianza. Por momentos le tocó estar solo en el medio, de a
ratos de volante por derecha y en algunos partidos como un volante
adelantado. Demasiado para un pibe de 20 años que salió en la foto de
dos de los últimos goles recibidos: el de Santos (no llegó al cruce) y
el segundo de Chacarita (más allá del foul inicial no supo luego cómo
cortar el juego). Así, el jugador retrocedió varios casilleros que debe
recuperar.
También se detuvo el crecimiento futbolístico
de Lucas Rodríguez, tal vez el jugador con mayor futuro de los juveniles
que hay dentro del plantel. Rápido, exquisito, gambeteador... Tiene
muchas cosas como para jugar en las principales ligas. Pero en los
últimos meses fue volante por izquierda, por derecha, por el centro. Le
tocó jugar y salir, compartir con jugadores que un día están y al otro
no. Así no hay cabeza que resista. Para colmo el lunes salió con un
golpe en su rodilla derecha.
Que decir de Bautista
Cascini, un volante mixto que supo llegar con Nelson Vivas. No jugó
mucho, el último tiempo pero siempre que lo hizo mostró manejo y
técnica. Parecería que a Bernardi mucho no le agrada su juego porque
tuvo pocos minutos y hasta fue relegado por jugadores de paso que
llegaron en los últimos mercados de pases. El lunes, ante la lesión de
Tití, era el reemplazante perfecto pero... ¡Se había quedado afuera del
banco de suplentes! Lo curioso es que dos semanas atrás fue el mejor
jugador en el empate 3-3 contra Vélez.
Dos juveniles made
in Bernardi son Carlo Lattanzio y Matías Ruiz Díaz. Los dos fueron uno
de los puntos más bajos del equipo en la derrota ante Chacarita. Por
ambas puntas tuvieron que llevar el juego ofensivo, el primero con Campi
y el otro con Gómez. Claro. Se intentó formar sociedades exprés y el
resultado fue negativo.
El último juvenil en subirse a
este colectivo del desconcierto fue Daniel Sappa. En el Country no lo
dice uno sino todos: “Es el arquero del futuro”. Antes de la llegada de
Mariano Andújar había tenido actuaciones interesantes, pero el lunes le
tocó meterse a un equipo sin confianza y lo sintió, al punto de
transmitir inseguridad desde el primer minuto. Una muestra fue ese
rechazo al punto del penal de una pelota que estaba un metro y medio
afuera.
Cuando se rompe el GPS siempre es mejor ir por el
camino conocido y no buscar atajos. Si la cabeza está confundida los de
“afuera” tendrán que orientarlo, o bien tomar decisiones, porque el
equipo se puede perder. Pero el derrochar patrimonio asoma, de mínima,
como poco recomendado. Los juveniles siempre tienen que tener
contención. Primero el mantel, luego la mesa, más tarde los cubiertos y,
cuando esté la comida servida, que llamen a los pibes.
“Tenemos un plantel corto y se está rotando mucho”, fue el mensaje de Desábato tras la derrota contra Chacarita
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