ESTA QUEDANDO AFUERA DE LA SUDAMERICANA
Como si no fuera suficiente con la floja
performance que mostraba en el Centenario, Estudiantes volvió a sufrir
con las decisiones arbitrales tal como le sucedió ante Vélez.
El
equipo no sólo debió pelear contra un Chacarita que se le plantó más
allá de sus falencias, sino también contra una terna arbitral que fue
terrorífica y que contribuyó directamente con el 2 a 0 final del que fue
víctima el León.
En el inicio del partido, Chacarita ya
le enseñaría los dientes al elenco de Lucas Bernardi y no mostraba
timidez alguna para volcarse contra el arco de Daniel Sappa.
La
situación que atraviesa el Funebrero luchando contra el descenso no le
da alternativas y por lo que se veía en los primeros minutos, la idea de
su entrenador Sebastián Pena es quemar todas las naves en el último
tramo del torneo y si se muere, hacerlo de pie.
En este
marco, el Tricolor le comenzó a manejar la pelota a Estudiantes y con
sus armas intentaba pincharlo de a poquito. Claro que el conjunto de San
Martín tiene muchas limitaciones y no dejaron de existir en el
Centenario, aunque la audacia que mostraba por momentos las
neutralizaban.
Hasta que esa perseverancia lo terminó
conduciendo a la apertura del marcador, aunque con una injusticia.
Porque el arquero Daniel Sappa protagonizó la jugada insólita de la
noche en la que el juez de línea y el árbitro Pitana fueron
protagonistas excluyentes.
Tras un pase atrás de Schunke,
el golero albirrojo rechazó el balón con la premisa de evitar el córner
pero la pelota ya había superado claramente la última línea (1.10m).
Sin embargo, ni el juez ni su asistente lo percibieron y la pelota le
cayó a Mauro Matos. El delantero remató al arco, el balón dio en la mano
de Leandro Désabato y todo desembocó en penal. El mismo Matos se hizo
cargo, colocó el remate contra la base del caño derecho y puso el 1 a 0.
Por
su parte y más allá de la “tragedia” que se dio en el minuto 14, en
media hora de juego, el León no reaccionaba. El albirrojo no encontraba
los caminos para vulnerar a un flojo adversario que lo mantenía lejos de
su arco y al que le alcanzaba con un poco de ganas para seguir
dominando las acciones.
A los 33 minutos Bernardi tuvo
que mover el banco de manera obligada por la lesión de Lucas Rodríguez y
lejos de ingresar un jugador de similares características para volcarse
con todo contra el arco contrario, optó por uno de recuperación. Saltó
al campo a Rodrigo Braña. De este modo, Iván Gómez pasó a ocupar el
lugar de Tití y el Chapu se paró como el mediocampista más retrasado.
Y
quizás Estudiantes pasó al frente en la posesión de balón pero le
seguía faltando un conductor definido, alguien que sepa qué hacer con
esa tenencia y que le dé claridad en los últimos metros para dejar a los
puntas mano a mano con el arquero Fernández. Ese “cerebro” no existía y
la consecuencia era llenar de pelotazos a Mariano Pavone.
En
los últimos minutos del primer acto, el Funebrero encontró algunos
huecos en la defensa estudiantil pero falló en la definición y la
historia continuó con el mismo marcador hasta el momento del descanso.
OTRO GROSERO ERROR ARBITRAL EN UN MOMENTO CLAVE
En
el inicio del complemento, el técnico sí había optado por incluir a un
jugador de ataque y le dio cancha a Juan Otero en lugar de Bautista
Cejas, quien no tuvo un buen desempeño. Y a los 2 minutos el colombiano
encaró por derecha tras una grana asistencia de Pavone pero remató
defectuoso y se perdió la igualdad.
Pero esta reacción
pincharrata que hacía entusiasmar al público con el empate se vería
nuevamente condenada por Néstor Pitana. Porque un puñado de minutos
después de la acción de Otero, llegó otro grosero error del árbitro
mundialista y el Funebrero logró ampliar la ventaja en un momento clave.
“Coquito”
Rodríguez se llevó el balón después de un claro agarrón contra Iván
Gómez y habilitó a Menéndez para que eluda a Sappa (de mal partido) tras
correr unos 50 metros y ponga el 2 a 0 con el arco vacío.
Tras
este nuevo trompazo, Bernardi buscó respuestas entre los relevos y puso
a Pablo Lugüercio por Iván Gómez. El Pincha acumulaba jugadores en
ofensiva pero las estrategias de ataque seguían siendo ineficaces,
porque el equipo no encontraba esa brújula que le marcara el camino para
poder lastimar.
Y no la encontraría. Porque el tiempo se
fue consumiendo y la carencia de ideas para arrimarse al descuento
siguió sobrevolando en el Sur bonaerense. Estudiantes no supo cómo
imponerse desde el juego ante un equipo que prácticamente está condenado
al descenso y tampoco pudo sortear las inclemencias del resultado,
claramente condicionado por los fallos arbitrales. Como si todo esto
fuera poco, hoy por hoy, el León se encuentra afuera de las Copas.
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