martes, 10 de abril de 2018

Su propia impericia y la del árbitro, condujeron al Pincha a una derrota inesperada

ESTA QUEDANDO AFUERA DE LA SUDAMERICANA
Su propia impericia y la del árbitro, condujeron al Pincha a una derrota inesperada

Como si no fuera suficiente con la floja performance que mostraba en el Centenario, Estudiantes volvió a sufrir con las decisiones arbitrales tal como le sucedió ante Vélez.
El equipo no sólo debió pelear contra un Chacarita que se le plantó más allá de sus falencias, sino también contra una terna arbitral que fue terrorífica y que contribuyó directamente con el 2 a 0 final del que fue víctima el León.
En el inicio del partido, Chacarita ya le enseñaría los dientes al elenco de Lucas Bernardi y no mostraba timidez alguna para volcarse contra el arco de Daniel Sappa.
La situación que atraviesa el Funebrero luchando contra el descenso no le da alternativas y por lo que se veía en los primeros minutos, la idea de su entrenador Sebastián Pena es quemar todas las naves en el último tramo del torneo y si se muere, hacerlo de pie.
En este marco, el Tricolor le comenzó a manejar la pelota a Estudiantes y con sus armas intentaba pincharlo de a poquito. Claro que el conjunto de San Martín tiene muchas limitaciones y no dejaron de existir en el Centenario, aunque la audacia que mostraba por momentos las neutralizaban.
Hasta que esa perseverancia lo terminó conduciendo a la apertura del marcador, aunque con una injusticia. Porque el arquero Daniel Sappa protagonizó la jugada insólita de la noche en la que el juez de línea y el árbitro Pitana fueron protagonistas excluyentes.
Tras un pase atrás de Schunke, el golero albirrojo rechazó el balón con la premisa de evitar el córner pero la pelota ya había superado claramente la última línea (1.10m). Sin embargo, ni el juez ni su asistente lo percibieron y la pelota le cayó a Mauro Matos. El delantero remató al arco, el balón dio en la mano de Leandro Désabato y todo desembocó en penal. El mismo Matos se hizo cargo, colocó el remate contra la base del caño derecho y puso el 1 a 0.
Por su parte y más allá de la “tragedia” que se dio en el minuto 14, en media hora de juego, el León no reaccionaba. El albirrojo no encontraba los caminos para vulnerar a un flojo adversario que lo mantenía lejos de su arco y al que le alcanzaba con un poco de ganas para seguir dominando las acciones.
A los 33 minutos Bernardi tuvo que mover el banco de manera obligada por la lesión de Lucas Rodríguez y lejos de ingresar un jugador de similares características para volcarse con todo contra el arco contrario, optó por uno de recuperación. Saltó al campo a Rodrigo Braña. De este modo, Iván Gómez pasó a ocupar el lugar de Tití y el Chapu se paró como el mediocampista más retrasado.
Y quizás Estudiantes pasó al frente en la posesión de balón pero le seguía faltando un conductor definido, alguien que sepa qué hacer con esa tenencia y que le dé claridad en los últimos metros para dejar a los puntas mano a mano con el arquero Fernández. Ese “cerebro” no existía y la consecuencia era llenar de pelotazos a Mariano Pavone.
En los últimos minutos del primer acto, el Funebrero encontró algunos huecos en la defensa estudiantil pero falló en la definición y la historia continuó con el mismo marcador hasta el momento del descanso.
OTRO GROSERO ERROR ARBITRAL EN UN MOMENTO CLAVE
En el inicio del complemento, el técnico sí había optado por incluir a un jugador de ataque y le dio cancha a Juan Otero en lugar de Bautista Cejas, quien no tuvo un buen desempeño. Y a los 2 minutos el colombiano encaró por derecha tras una grana asistencia de Pavone pero remató defectuoso y se perdió la igualdad.
Pero esta reacción pincharrata que hacía entusiasmar al público con el empate se vería nuevamente condenada por Néstor Pitana. Porque un puñado de minutos después de la acción de Otero, llegó otro grosero error del árbitro mundialista y el Funebrero logró ampliar la ventaja en un momento clave.
“Coquito” Rodríguez se llevó el balón después de un claro agarrón contra Iván Gómez y habilitó a Menéndez para que eluda a Sappa (de mal partido) tras correr unos 50 metros y ponga el 2 a 0 con el arco vacío.
Tras este nuevo trompazo, Bernardi buscó respuestas entre los relevos y puso a Pablo Lugüercio por Iván Gómez. El Pincha acumulaba jugadores en ofensiva pero las estrategias de ataque seguían siendo ineficaces, porque el equipo no encontraba esa brújula que le marcara el camino para poder lastimar.
Y no la encontraría. Porque el tiempo se fue consumiendo y la carencia de ideas para arrimarse al descuento siguió sobrevolando en el Sur bonaerense. Estudiantes no supo cómo imponerse desde el juego ante un equipo que prácticamente está condenado al descenso y tampoco pudo sortear las inclemencias del resultado, claramente condicionado por los fallos arbitrales. Como si todo esto fuera poco, hoy por hoy, el León se encuentra afuera de las Copas.

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