ESTUDIANTES EMPEZÓ BIEN EL SEGUNDO SEMESTRE
Benítez podría haber ido por lo más seguro, pero fue audaz y se la jugó con dos pibes que no fallaron
En
la búsqueda del éxito cada uno tiene su hoja de ruta. Hoy, que recién
está empezando a transitar un arduo camino donde los triunfos y las
derrotas duermen en el mismo cuarto, Leandro Damián Benítez, que el
pasado 5 de Abril cumplió 37 años, demostró en su partido de
presentación oficial algo esencial: Tiene ideas propias. Y algo más, tan
importante o incluso superior en valor al hecho de tenerlas; se anima a
ejecutarlas en el momento de asumir riesgos.
Sin perder de vista
que el equipo que eligió para su debut como técnico contratado y no
interino, superó a un rival que compite en un nivel claramente inferior,
la imagen que dejó fue rotundamente positiva. Estudiantes lució serio y
contundente, estableciendo las diferencias que le obligaba su rango
como equipo. Está claro que hizo lo que debía y eso inhibe la llegada de
elogios excesivos, pero también es cierto que si hubiera fracasado en
el intento, como les ocurrió a otros habitantes del máximo escalón
nacional, la crítica hubiera sido impiadosa.
Apoyándose
en una columna vertebral compuesta por Andújar, Schunke y Braña, el
“Chino” tomó decisiones respaldadas por el sentido común. Facundo
Sánchez hace rato que es el marcador lateral derecho fijo. Ubicó a
Gastón Campi (es más zaguero que lateral izquierdo) al lado del nuevo
líder de la retaguardia (sin Desábato, es natural que el “Vikingo” tome
la posta en la tarea de ser la voz de mando), y de “tres” probó al
refuerzo que llegó acompañado por el mayor halo de dudas. Fernando
Evangelista podrá mantener la titularidad únicamente si el juvenil Iván
Erquiaga, cuando le toque debutar, lo hace en un muy pobre nivel.
A
los costados del “Chapu”, Fernando Zuqui y “Tití” Rodríguez (ambos se
mostraron recuperados en su producción individual y resultaron puntos
altos en el boletín final) parecen tener el aval del entrenador para
liberarse y ser partícipes necesarios en la gestación ofensiva por el
eje central. Estudiantes necesita más de los dos, que jueguen y hagan
jugar, tal como lo hicieron el último martes.
En el ataque, Pablo
Lugüercio tendrá mucha competencia. Cuando esté a punto Lucas
Albertengo, su lugar correrá serio peligro. Y el panorama será todavía
más complicado si, como indica la tendencia informativa, se concreta el
regreso de Carlos Auzqui.
El nueve de área implica otra linda
competencia que se apoya en una certeza básica. A Benítez le gusta jugar
con un delantero referencial (parece una obviedad, pero a Lucas
Bernardi no le convencía la idea y Jorge Sampaoli resignó esa posición
en una instancia clave del último Mundial) y hoy, sólo por hoy, ve un
poco mejor a Francisco Apaolaza.
Aquí nada es definitivo. El
“Tanque” Pavone entró bien y el hecho de haber convertido le suma puntos
para la “pelea” por ese lugar de cara al primer choque ante Gramio de
Porto Alegre por la Copa Libertadores. Que los dos estén motivados, que
se sientan valorados por el DT y con idénticas posibilidades, constituye
un rasgo sano de la vida interna del plantel.
EL PIBE QUE CAUSÓ ASOMBRO
Muy
pocos lo conocían de haberlo visto en las divisiones inferiores, pero
su nombre empezó a cobrar fuerza durante la pretemporada, cuando se
instaló, por gusto y decisión del técnico, como titular en un par de
amistosos. Matías Pellegrini, el chico categoría 2000 oriundo de
Magdalena,
dejó a muchos con la boca abierta producto de un muy dulce asombro.
Desde los minutos iniciales, su imagen y su postura en el campo
denotaban a un jugador nada tímido. Al contrario, se mostraba siempre
dispuesto para que lo tuvieran en cuenta en cada elaboración de ataque.
Con
el ocho en la espalda, Pellegrini se hizo notar. Lejos de querer
participar lo justo y necesario haciendo algo simple, encaró siempre,
tomó riesgos, ensayó gambetas, corrió al rival cuando debió darles una
ayuda a los mediocampistas y, como si fuera poco, gestó un gol hermoso.
El tercero, el que hizo “Tití” definiendo con sutileza ante la salida
del arquero. La gambeta y el posterior pase en profundidad del juvenil
que, según dicen, es una debilidad del “Chino”, fue un sello de pura
categoría.
Hizo mucho por ser su primer partido en la primera de
Estudiantes. En la tribuna y frente a la tele, un par de intervenciones
suyas causaron asombro.
El “León” empezó bien el segundo semestre.
Haciendo lo que debía y evitando de plano cualquier dolor de cabeza,
les regaló a sus hinchas la sensación de que se sentirán bien
representados en el campo.
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