SALIÓ DEL POZO. EL ESFUERZO COLECTIVO SIGUE SIENDO SU MEJOR ARMA
Benítez supo convivir con la “tormenta”. Manejó muy bien la rispidez que hizo pública la Gata y lo puso de titular
IVÁN GÓMEZ, EL JUGADOR CLAVE EN EL SEMESTRE. SU REGRESO LE DIO MOVILIDAD AL MEDIOCAMPO
Parecía que el ciclo se hundía, que no iba a poder salir de aquel pozo profundo donde había caído, que ya no recuperaría los rasgos tan elogiables y elogiados de los primeros tiempos, cuando les ganó con total autoridad a Gremio, por la Libertadores, y a Boca, por la Superliga. Sin embargo, en el peor momento, el “Chino” Benítez no se enojó con nadie (al menos públicamente), mantuvo la calma, tomó buenas decisiones (desde que es director técnico jamás le soltó la mano al sentido común), y amasó una buena cuota de paciencia (elemento clave en la búsqueda de cualquier objetivo). Así, fue asomando la cabeza. Así, se puso de pie. Así, despacito, va recuperando aquella identidad “guerrera” y solidaria que tanto orgullo genera entre sus hinchas.
Sin haber alcanzado picos de brillantez (recordemos que perdió por lesión a ese gran crédito que personifica el juvenil Matías Pellegrini), pero disfrutando a Iván Gómez en el sector del campo donde empiezan a definirse el rumbo de los partidos, Estudiantes ha vuelto a ser ese equipo duro y antipático para cualquiera que se le ponga enfrente.
Para quedarse con todo lo que había en juego, y lo terminó haciendo con justicia ante un River con la cabeza puesta en lo mucho que tiene para ganar... y perder, necesitó una brisa de hermosa suerte. El tiro libre de Gastón Fernández parecía estar bien dirigido hacia el arco, pero nadie creía que terminaría transformándose en un puñal artero para Lux por ese roce en la frente de “Nacho” Fernández.
¡Justo “La Gata” haciendo el gol del triunfo! A él le vino fenómeno, aunque mejor todavía le cayó a Leandro Benítez. Después de aquellas ácidas declaraciones del delantero en la sala de conferencias de prensa del Country, el “Chino” se molestó bastante, pero no lo demostró. Cuando le tocó hablar a él como conductor del grupo, lo hizo con altura. Lejos de meterse en lío, mantuvo la línea, combinó calma e inteligencia en cada respuesta. Apeló a la vieja metáfora de que “los trapitos sucios se lavan puertas hacia adentro”. Hizo exactamente lo que debía; lo que más le convenía. Y su acierto fue completo al confirmarlo más tarde como titular para semejante partido.
Este gol que tanto gritaron los hinchas fue oro en polvo para todas las partes involucradas en el día a día de Estudiantes. Ahora la campaña se mira con otros ojos. Los números son mucho más amigables y la racha invicta de cuatro partidos (tres victorias y un empate) reinstaló una atmósfera de tranquilidad y distensión necesaria para el normal desarrollo de cualquier proceso de trabajo.
IVÁN GÓMEZ , EL QUE NO DEBE FALTAR EN EL MEDIO
Si bien hace bastante que la opinión pública empezó a valorarlo de un modo muy significativo, el desempeño del volante central que comparte la zona de quite con el “Chapu” Braña fue sobresaliente. No impresiona como hace poco lo hizo el “Ruso” Ascacibar, pero el pibe flaquito nunca para de correr. Su despliegue es tan grande como necesario. Se ha convertido en una pieza clave y los hinchas, que aman a Braña, sostienen que Gómez es el nuevo jugador imprescindible en la mitad del campo.
Se merece todos los aplausos y las ovaciones que le están haciendo escuchar desde las tribunas. Puede ser que su figura no llame la atención, pero verlo en acción convence a cualquiera.
TRES TRIUNFOS SEGUIDOS FUERON EL MEJOR REMEDIO
Estudiantes logró superar un período de malos resultados apelando a lo que mejor sabe hacer. Su fuerte sigue siendo el esfuerzo colectivo. Con “La Gata” puede pretender mejores asociaciones, y con “Tití”, que sigue prometiendo más de lo que concreta, tiene a un distinto de puro desequilibrio en el uno contra uno. Después, ha sido y seguirá siendo confiable en las manos de Andújar (sacó un pelota muy brava de Alvarez), en la seriedad de Schunke, en el oficio de buen delantero que siempre aporta el “Tanque” Pavone, en la experiencia tan útil de Braña y, también, en la estatura de aciertos que está mostrando Fabián Noguera.
Todos ellos más el gran destacado del partido, Iván Gómez, construyeron la columna vertebral de un “León” hambriento que está volviendo a ser peligroso.
Pasó la “tormenta”. El “Chino” encontró la paz que tanto necesitaba. Todo vuelve a encaminarse para que Estudiantes tenga un fin de año sin sobresaltos.
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