ESTUDIANTES TIENE UNA BUENA BASE Y CON ESO MARCA DIFERENCIA
Será un desafío clave reemplazar al “distinto” en un León que genera escaso juego asociado
El ADN bilardista de todo Estudiantes quedó satisfecho. El “Narigón”, que recibió otra muestra de cariño impresionante por parte de la multitud, siempre sostuvo que ganar es lo único que cambia la ecuación. Bueno, ¡ganó! Los primeros tres puntos que podía agarrar en esta película ya los tiene metidos en su bolso. Desde esa mirada resultadista, hizo lo que debía. El objetivo inicial está cumplido
Pero nadie debe ni puede dejar el tema encapsulado en esa cuestión irrefutable Detrás de la felicidad esencial para empezar derecho en la tabla de posiciones, quedaron imágenes nítidas que invitan a la reflexión.
A Estudiantes no le sobró nada en el desarrollo del partido y, además, justo es escribir que recibió un obsequio fundamental segundos antes del alivio final. El error arbitral de haber anulado el gol del empate de Aldosivi tiene que servirle al “León” para recordar que esa conquista lícita del huésped marplatense lo habría empujado a un almuerzo dominguero repleto de fastidio, de malhumor y, por qué no, de críticas mucho más ácidas de las que recibió.
Todavía no tiene frescura. La conformación del mediocampo es tan rara como carente de inventiva para el origen de buenos ataques. Enzo Kalinski, titular básico en el esquema de Milito, no se hace patrón del eje central; e Iván Gómez, el “obrero” que labura para todos procurando que el rival de turno no esté cómodo en la franja central, corrido hacia la izquierda pierde relevancia en el trámite y eficacia en su tarea de recuperación. Nahuel Estévez, con la responsabilidad de ser el ejecutante de las pelotas detenidas, ofrece un buen despliegue que, aún bien intencionado, no alcanza para “tejer” asociaciones espontáneas. El distinto es Matías Pellegrini (por algo lo vinieron a buscar con tantos dólares) y lo ratificó en medio partido. Sin él, Estudiantes perdió la cuota de desequilibrio que todo equipo con pretensiones serias necesita.
TIENE QUE CRECER
Ángel González, que no se hizo notar tanto como en Cutral Có, más cerca del eje interno quizás pueda transformarse en una llave que abra caminos para él mismo y para sus compañeros. El otro González, un nueve formado y comprometido con el trabajo del equipo, hace un desgaste generoso que luce poco porque lo asisten bien muy de vez en cuando. Falta un creativo que piense y ,maneje los tiempos de un ataque. Y mucho más ahora que Pellegrini estará afuera del equipo por lo menos un mes y medio.
En este desafío táctico que deberá resolver Milito, el uruguayo Diego García y La “Gata” Fernández debieran ser cartas a considerar. Manuel Castro es muy directo y pareciera que el DT lo incluye sólo cuando el rival está cansado y hay más espacios para correr. Sin dudas, falta uno que piense y haga jugar al resto; también está claro que ya no abundan como en la década del ‘80.
Andújar, Schunke (lejos estuvo de brillar, pero que nunca falte), Iván Gómez (recostado hacia un lateral se desdibuja), Matías Pellegrini y los González conforman la columna vertebral del nuevo Estudiantes. El parte médico lo privará del que marca la diferencia en el uno contra uno. Será bravo encontrar el reemplazo apropiado.
TIEMPO AL TIEMPO
No hay un solo hincha de Estudiantes que piense que Gabriel Milito no trabaja bien, no es serio y que no logra tener buena conexión con el plantel. Todo lo contrario. Más allá de los gustos de cada uno, es un entrenador respetuoso y respetado. con gran química con sus dirigidos y valorado en el ambiente de forma unánime; con lo difícil que esto resulta. Por ahora, el sello de su estilo futbolístico luce borroneado. Falta cargar “tinta” en la almohadilla para que quede estampado con nitidez en la hoja, que es la cancha. Paciencia. Tiempo al tiempo. Nada importante se construye rápido. Sobran los ejemplos.
www.eldia.com.ar