Hablar del Tata es hacerlo sobre un campeón del mundo con todas las letras, héroe en México 1986. Su historia de sacrificio tiene otro capítulo mundialista, que en este caso quedó trunco. Conocé la historia poco conocida de su lucha por llegar a Italia 1990
Entrega, sacrificio y trabajo son tres palabras que pueden describir a la perfección lo que fue la carrera de José Luis Brown como futbolista. Si bien la historia de lo que pasó en México 1986 es la foto central de su trayectoria deportiva, el Tata tiene otro capítulo menos conocido en el que también dejó todo, aunque en esa oportunidad no le alcanzó.
El ex defensor de Estudiantes y la Selección Argentina colgó los botines a mediados de 1990, luego de quedarse con las ganas de llegar al Mundial de Italia de ese año por culpa de una rodilla maltrecha. En la antesala se preparó con todo, y así lo revivieron en FM CIELO Julio Olarticoechea, su compañero, y Juan Ignacio Brown, su hijo.
“Recordamos la Final porque fue histórica, pero también jugó con la rodilla averiada”, apuntó el Vasco, compañero suyo en Argentina y más tarde también en Racing. “No se supo casi, pero antes del Mundial de 1990 él se opera sin que nadie se entere de los meniscos, y me acuerdo que lo ayudé a hacer la recuperación en el Parque Pereyra Iraola”, develó.
Sobre aquella preparación, similar a la del Mundial previo en cuanto a que llegaba con lo justo desde una lesión, agregó: “Ahí lo acompañé varias veces, porque yo vivía en Wilde, y él quería llegar al Mundial como sea. Lamentablemente no le dio. Quedó afuera pero se quedó con nosotros compartiendo la estadía”.
LA MIRADA FAMILIAR
“Papá para poder llegar a ese Mundial no solo hizo eso sino que volvió de Europa para jugar en Racing”, agregó su hijo, que por entones tenía 12 años, y luego afirmó: “Fue una decisión familiar fuerte que tuvo que tomar, porque tenía todavía contrato en Murcia y nosotros estábamos instalados y estábamos bien ahí”.
“Él dijo ‘yo tengo que estar en Argentina, para estar cerca de la Selección, para estar cerca de (Carlos) Bilardo y que me vea’. Él agarró y dijo ‘hay que volver a Argentina’. Tenía ese objetivo y trabajó de la misma manera para llegar a 1986”, rememoró Juani sobre un esfuerzo que, esta vez, no le terminó dando frutos.
“Ahí ya tenía la rodilla muy deteriorada, pero la luchó al máximo para intentar estar en ese Mundial del 90’. Él quería estar, ser parte, sabía que no le daba para jugar”, dijo por último sobre aquella ilusión de su padre, que era consciente de que no le quedaba mucho tiempo dentro de las canchas.
EL RECUERDO DEL TATA
“Es como cuando tenés un familiar enfermo y sabés que se va a morir. Te preparás, pero cuando llega, te duele”, dijo el Tata varios años más tarde, en una entrevista publicada por El Gráfico en 2011, al referirse al dolor que sintió en la previa de aquella Copa del Mundo cuando quedó afuera del último corte.
“Carlos nos reunió en el vestuario y dijo: ‘Quedan afuera Bron y Valdano’. Así, sin anestesia. Yo había llegado con lo justo al 86, imaginate con cuatro años más...”, contó sobre el momento puntual en el que se enteraron, y reconoció que por un momento se enojó con el Doctor, pero se le pasó rápido: “Con Carlos jamás podría ofenderme ni enojarme de verdad”.
Por último contó que esa rodilla le costó el retiro semanas más tarde: “Venía de quedar afuera del Mundial 90 y me convocó Miguel Russo para ir a Lanús. Me entusiasmé, empecé a entrenarme pero un día paro en el semáforo del cruce de Gutiérrez, de golpe me miré la rodilla y dije: ‘¡Por Dios, cómo duele!... No juego más’. Giré en u y volví a casa”.
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