martes, 12 de mayo de 2020

“Uno de los mejores que integré”

Desde Córdoba, el arquero recordó la campaña del equipo de Russo y Manera y habló de su presente tras el fallecimiento de su esposa
Martín Cabrera
Por: Martín Cabrera
mcabrera@eldia.com
Su voz se escucha diferente. Se ríe y se entusiasma al hablar del pasado. No titubea. Después de sufrir el golpe más doloroso de su vida, está de pie otra vez. No tuvo tiempo para caerse. La familia lo necesitaba. Gustavo Bossio, el ex arquero albirrojo, acepta el diálogo con este medio después de varios meses de silencio para hablar del ascenso del equipo que dirigían Russo y Manera, a 25 años de aquella conquista. Y también para contar cómo está llevando la crianza de su única hija Isabella, tras el fallecimiento de su esposa Débora, hace apenas 15 meses y mientras dio a luz.
El golpe fue duro. Pero el arquero, que además de jugar en el Pincha lo hizo en Lanús, la Selección, Benfica y Querétaro de México, no se entregó. Hoy está radicado en Córdoba capital dedicado a su niña y planifica su regreso a la vida laboral, pero en su provincia. Mientras tanto, se hizo unos minutos para recordar el equipo que devolvió a Primera a Estudiantes.
-¿Qué fue ese equipo para vos?
-Uno de los mejores equipos que integré. Fue un plantel maravilloso, con muy buenos chicos y muy sanos. Disfrutamos de ese torneo como nunca. Si bien al principio nos costó un poco arrancar, una vez que le encontramos la vuelta fuimos en piloto automático. Empezamos empatando con Chacarita de local, pero en la sexta o séptima fecha uno ya se daba cuenta que el ascenso estaba, que estaba todo bien. Sólo era cuestión de transcurrir el camino. Y así fue porque jugáramos donde jugáramos íbamos a responder. Puede sonar feo, pero era un trámite cada partido. Además disfrutamos mucho las concentraciones en el Country, los viajes, el día a día. Y en lo personal fue importante. Era muy joven cuando me fui de casa a probar suerte y me encontré con un lugar maravilloso. La gente me recibió muy bien y allá me marcaron los valores de Estudiantes de La Plata.
-En ese momento eras una de las promesas argentinas y no debe haber sido sencillo aceptar jugar en un equipo en la B. ¿Cuánto te costó tomar esa decisión?
-No fue fácil. Estaba recién empezando a jugar en el equipo de mi corazón, Belgrano. Hacía seis meses que había debutado con todo lo que eso significa. Mi pase le pertenecía al presidente, Pichi Ledesma, que me había comprado a Las Palmas. Y él me quería vender a toda costa porque era un buen negocio. Me llamó Miguel (Russo) y me comentó todo lo que se estaba armando. Sabía el pasado que tenía el Club y todas esas cosas, pero desconocía el presente. La charla con él fue determinante para que agarrase las valijas y me vaya a La Plata.
“La gente me recibió muy bien y allá me marcaron los valores de Estudiantes”
-¿Debutaste contra Chacarita en la primera fecha?
-No, fue unos días antes en el Maracaná contra Flamengo, por la Supercopa. Empatamos 0-0. Ese partido ya marcaba que Estudiantes estaba para otra cosa.
El Pincha arrancó su ciclo en el mítico estadio de Río de Janeiro. Casi como un guiño del destino, la función no empezó en una sala de barrio sino en un teatro de lujo, avisando que lo venidero estaría marcado por el glamour.
-¿Es verdad que Russo les dijo “Bienvenidos al Nacional B” cuando entraron al vestuario en el entretiempo?
-(risas) Sí, exacto. Habíamos llegado a ese partido con mucha expectativa. El estadio repleto para ver un triunfo y arrancamos perdiendo. Miguel (Russo) era quien más hablaba los días de partido y nos dijo esa frase con calma que nos marcó: “Tranquilos, esto es así, bienvenidos al Nacional B”. Por suerte después pudimos empatar y arrancamos un camino exitoso.
-No fue sencillo el camino ¿El quiebre fue esa victoria de visitante ante Colón?
-Ese partido fue terrible. Atajé un montón porque nos pelotearon. Ganamos con gol del Mago Capria. Lo que pasó fue que arrancamos tres o cuatro fechas después y la gente nos veía muy abajo en la tabla de posiciones. Encima Colón había ganado todo y parecía invencible. Por eso ese partido marcó un antes y un después. Ya teníamos seguridad , pero ese triunfo nos dio otro aplomo.
-Ese año, además, llegaste al arco de la Selección…
-Sí, fui citado por Passarella a los tres o cuatro meses de estar en el Club. Estuve en el debut contra Chile por Eliminatorias. Fue todo muy rápido: debut en Primera, llegada a Estudiantes y ser llamado por la Selección.
-Recuerdo que fue un cimbronazo porque era convocado un arquero del Nacional B con todos losque había en 1ra. y en el mundo…
-Claro, porque si bien se rumoreaba que podía llamarme, me sorprendió. Estaban el Mono Burgos, Nacho González, el Anguila Gutiérrez y otros más. Nunca lo esperé. Ni siquiera me enteré cuando dieron la lista. Estaba en el Country charlando con mis compañeros.
Bossio atajó casi todos los partidos del torneo en la B. Sólo se perdió 11, al estar convocado para partidos de Eliminatorias (en ese tiempo no existía la Fecha FIFA) o cuando le tocó ser el arquero de los Panamericanos en Mar del Plata. Su reemplazante resultó ser Andrés Noguera, un arquero argentino que había llegado desde Paraguay y desplazó en la consideración a Andersen y Sessa. “Un gran compañero, soy el padrino de su hija menor”.
“Me reemplazó en los últimos partidos del año y en marzo, cuando jugábamos los Panamericanos y salimos campeones. Me acuerdo que ni pude quedarme a festejar, porque escapé corriendo del Minella: un auto me esperaba para llevarme a La Plata. Manejaba Gottardi y estaba Marcelo Trobbiani también. Teníamos un partido en cancha de Banfield contra Talleres de Escalada.
-Uno repasa el equipo y estaban vos, Llop, Prátola, Ramos, París, Verón, Capria, Calderón, Rojas… ¿Era un equipo para salir campeón en Primera?
-Y, no sé si para ser campeón pero sí para pelear el torneo. Era un equipo de Primera, no tengo dudas. De esos jugadores que nombraste hubo uno que fue fundamental porque nos ordenó en defensa y nos aportó su experiencia: el Chocho Llop.
-¿Te quedaron amigos del fútbol en La Plata?
-Amigos es una palabra muy íntima. De esos amigos tengo tres o cuatro. Pero sí tengo excelente relación con casi todos los muchachos de esa época, en especial con Martín (Palermo) que no jugó tanto en ese torneo. También tengo contacto con la Bruja (Verón), el Sopa (Aguilar), Leo (Ramos) y Andrés (Noguera). Es una relación tan linda que te cruzás después de un largo tiempo y te abrazás con tanto cariño como si nos hubiéramos visto ayer. Pasamos cosas muy fuertes y lindas. Siempre nos acordamos anécdotas.
-¿Tres puntos para entender por qué ascendió Estudiantes?
-El grupo, el plantel que se armó. Pero no los 11 o 16, sino todos los muchachos. Después tuvimos dos técnicos que conocían a la perfección lo que era Estudiantes de La Plata y supieron trasladarnos eso junto a los chicos que se habían quedado y les tocó descender, como el Rusito (Prátola), el Mago (Capria), el Rulito (París), Sebastián (Verón) y Jose (Calderón). Y el tercer punto el acompañamiento de la gente. Fue impresionante. Éramos locales en todos lados. En nuestra casa era esperado, pero afuera… Me acuerdo de Douglas Haig, con miles de personas.
-El 10 de noviembre volviste a 57 y 1, atajaste e hiciste un gol de cabeza…
-Esa noche fue inolvidable. Recuperé mucha fuerza que había perdido. Hasta ese día no había salido de mi casa nada más que para ir al médico con mi niña o a comprar algo. Nada más. Pero no quería perderme esa oportunidad de estar. Cuando la Bruja me invitó no lo dudé. Fue un día muy lindo y emotivo.
El duro golpe de la vida
- ¿Te imaginás algún día en Estudiantes desde algún lugar?
-Hoy pienso que es difícil por la distancia. Me radiqué en Córdoba y no tengo pensado salir por el momento por nada del mundo. La prioridad es estar cerca de mis afectos en el crecimiento de mi niña. Quiero que esté cerca de sus abuelos, primos y tíos. En un futuro inmediato veo difícil que pueda estar en Estudiantes u otro club de Buenos Aires. Ahora no estoy haciendo nada, seguramente cuando pase todo esto me voy a poner. Tengo algunos proyectos pero técnico seguro que no porque no me gusta. En alguna otra función puedo encajar. Es cuestión de dejar de pasar un poco el tiempo.
- ¿Cómo la viene llevando el Gustavo Bossio papá?
-Bien, saliendo adelante con mucha fuerza y disfrutando de mi niña cada segundo que pasa. Por suerte está impecable, creciendo y empezó a caminar. Nos tiene todo el día detrás suyo. La cuarentena, tengo que confesarlo, mucho no me afectó porque ya pasábamos todo el tiempo en el departamento y desde hace unos meses me vine a la casa de mis viejos, que es muy grande y tiene espacios verdes para descansar. Estamos prácticamente aislados y la pasamos bien, principalmente la gordita.
-Ser padre es más difícil que hacer un gol de cabeza…
-Sí, lo otro duraba 90 minutos, esto es todos los días. Pero lo disfruto, porque verla así después de todo lo que pasamos me llena el alma.
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