miércoles, 9 de junio de 2021

A 50 años del capítulo final de la Generación Dorada de Estudiantes


 El 9/6/71 perdió el desempate contra Nacional y cerró su etapa más gloriosa. Qué pasó es noche y los partidos siguientes

Martín Cabrera

Por: Martín Cabrera
mcabrera@eldia.com

9 de Junio de 2021 | 03:07
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El tren del Estudiantes campeón del Mundo terminó en la estación Lima hace medio siglo atrás, el 9 de junio de 1971. Fue en el estadio Nacional de Perú, en el partido desempate de la Copa Libertadores de América, que luego de tres años consecutivos tuvo otro campeón: Nacional de Montevideo.

Esa noche se jugó el partido desempate, tras la victoria Pincha 1-0 en La Plata con gol de Daniel Romeo y la del Bolso en Uruguay por 1-0 (Masnik hizo el gol). En el tercer partido, con la Bruja Verón lesionado y dejando la cancha a los 30 minutos, ya poco pudo hacer Estudiantes, dirigido por Miguel Ignomiriello (Zubeldía se había marchado en marzo), sin Manera, Bilardo, Madero, Conigliaro ni Poletti, tras el fallecimiento de su presidente Mariano Mangano (en diciembre de 1970), y con medio plantel a punto de dejar el club por problemas económicos.

Pero aun así vendió muy cara la derrota. En Uruguay estuvo muy cerca de empatar y ganar por cuarta vez consecutiva la copa, y en Perú pudo ponerse en ventaja si el brasileño Manga no le sacaba un remate a quemarropa de Miguel Echecopar que en otro partido hubiese sido gol. No fue el equipo de años atrás, pero mantuvo aquel espíritu.

Su rival era el favorito: había llegado hasta la fase final invito. En la fase inicial sumó 11 puntos de 12 posibles, dejando a Peñarol, Chaco Petrolero y The Strongest en el camino. En semifinales hizo lo propio con Palmeiras y Universitario de Perú. Su primera y única derrota fue en La Plata. Meses después se consagró campeón del mundo tras derrotas a Panathinaikós de Grecia.

Por eso hubo una mezcla de respeto y admiración del flamante campeón esa fría noche en Perú. Si su capitán, Luis Ubiña, levantó el trofeo con la camiseta albirroja puesta que minutos antes había intercambiado con Cacho Malbernat y golpeó la puerta del vestuario visitante para saludar a cada uno de los jugadores. Las fotos del líder lo muestran con la roja y blanca a bastones, algo que hoy en día sería inaceptable.

La derrota golpeó fuerte pese a que estaba en los planes. Sin que nadie lo dijera, todos sabían que el ciclo dorado se había terminado. Fue un partido bisagra, que se esperaba pero nadie deseaba. El nuevo presidente Mario Martínez tenía por delante varios desafíos: financieros, deportivos e institucionales.

Por eso no sorprendió que el regreso, pese a la derrota, fuera triunfal. Un millar de personas se acercó al viejo aeropuerto de Ezeiza para saludar a los jugadores, al tiempo que otros miles los esperaron en la rotonda de 7 y 32 para hacer el mismo recorrido que los años anteriores. Fue una mezcla de despedida y agradecimiento por todo lo vivido en la década del ‘60.


Al volver a buenos aires así recibieron a estudiantes: con honores

CAMINO A LA CUARTA FINAL

Por ser el campeón vigente, Estudiantes ingresó a esa copa Libertadores en la instancia semifinal, que en aquella época se jugaba en formato de dos zonas de tres equipos cada una. La compartió con Unión Española de Chile y Barcelona de Ecuador.

El debut fue en Guayaquil, con triunfo 1-0 por el gol de Echecopar en el primer tiempo. La revancha fue sorpresa: el equipo ecuatoriano ganó por idéntico marcador en La Plata y el gol lo hizo el cura Bazurco. Esa fue la primera derrota como local del Pincha por Libertadores, que luego se recuperó con victorias sobre Unión Española, 1-0 en Chile (gol de Berly en contra) y 2-1 en La Plata (puso en ventaja al Pincha el checo Rudzky y Juan Ramón Verón el resultado final).

La primera final, la que ganó Estudiantes, se jugó el 26 de mayo de 1971. Esa noche formó con Leone; Malbernat, Aguirre Suárez, Togneri, Medina; Echecopar, Pachamé, RomeoVerde, Rudzky y Verón.

VOLVER A EMPEZAR

El ciclo, que ya estaba emparchado, se acabó esa noche. Nada fue igual al año siguiente, cuando el club irremediablemente tuvo que apostar por jugadores más jóvenes y de las divisiones inferiores.

Es más, ese mismo año en el Pincha se encendieron las alarmas en el Metropolitano porque al finalizar su participación en la Libertadores tuvo que poner toda la energía en recuperar el terreno perdido: estaba último con 9 unidades en 20 partidos jugados.

Luego de la undécima derrota, ante Vélez, Ignomiriello dejó su cargo. Enrique Sívori dirigió dos partidos (empates ante Newell’s y Chacarita), uno el Profe Jorge Kistenmacher (triunfo sobre River) y luego se hizo cargo del plantel Carlos Salvador Bilardo, quien terminó aportando lo suyo para alejar el fantasma.

Cuatro años después ese Estudiantes con otros jugadores pero el ADN de los campeones del mundo, estuvo a punto de ser campeón otra vez, se clasificó a la Copa Libertadores y le devolvió a los hinchas el espíritu ganador que le había inyectado años atrás Osvaldo Zubeldía.

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