Lejos de bajar la efervescencia, en las últimas horas se profundizaron las diferencias entre un grupo de socios de Estudiantes que había reclamado la convocatoria del tribunal de disciplina para juzgar a la pasada gestión que encabezó Rubén Filipas en el período 2008-2011 y el actual gobierno del club.
Como es de público conocimiento, un trío de socios comprometidos con la salud institucional se alertó sobre el “informe de los 150 días” presentado por el actual gobierno de Lombardi, en donde sobresalió la no inclusión de 21 millones de pesos en el balance correspondiente al ejercicio 2010-2011. Por esta razón elevaron una nota a las autoridades reclamando la intervención del tribunal de disciplina para que juzgue a los dirigentes que se desempeñaron de la mano de Filipas por “dolo” o “negligencia” en el manejo financiero del club durante el mencionado período.
El pedido cayó en manos del secretario general Carlos Botassi, quien junto al presidente Lombardi y otros dirigentes se comprometieron a someter el tema a votación en la reunión de comisión directiva que se va a desarrollar el miércoles 25 de abril.
Allí, según confirmó El Clásico, se implementará el particular procedimiento de “votar a mano alzada” para determinar si se le da curso al pedido y se convoca de manera formal al tribunal de disciplina, o si todo queda en la nada.
La respuesta
Ante la información publicada ayer por este medio en relación a la posible “votación a mano alzada” para pedir la intervención del tribunal de disciplina de Estudiantes, socios del club evalúan la posibilidad de recurrir al Juzgado Civil y Comercial de La Plata, buscando aclarar las anomalías del balance que cerró el 30 de junio de 2011.
Si esto finalmente se confirma, las falencias administrativas que se vienen denunciando públicamente hacia la gestión de Rubén Filipas y Marcelo Malaspina llegarían a la Justicia ordinaria, en un hecho sin antecedentes en la historia contemporánea de Estudiantes.
Con este panorama, se complica seriamente la situación de Filipas, Malaspina y Nicoletti, principales responsables de la administración financiera del Pincha entre los años 2008 y 2011, cuando se generó una importante deuda con la AFIP por retención al impuesto a las Ganancias y se ocasionaron “gastos sin registrarse” en concepto de remuneración a empresarios en la venta de jugadores y subsidios a socios para concurrir a la cancha.
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