miércoles, 31 de octubre de 2012

“Desde que desperté de la operación sueño con volver a jugar”


Luciano Galletti, a un mes del trasplante, se pone los cortos y anticipa su desembarco en el Country

Luciano Galletti, a puro jueguito en su casa de City Bell. El huesito, que sueña con volver a jugar al fútbol, empezará a entrenar esta semana en el Country Club de City Bell

ENTREVISTA Por MARTIN CABRERA

Se escuchan pasos del otro lado de la puerta. Son de alguien que baja las escaleras corriendo. La cortina blanca no permite ver quién es. Se olvida algo y vuelve a subir. Otra vez el ruido de escalones. Sea quien sea, está corriendo. De repente, se abre la puerta. Es Luciano Galletti. Viste jean azul, camisa a cuadros con los botones de arriba desprendidos y zapatillas azules. Sonríe y saluda. El deportista, que hace un mes se sometió a un trasplante de riñón, luce recuperado. Tan recuperado que ya prepara su vuelta a las canchas.

“El viernes pasado el médico me dio el alta y al otro día corrí mis primeros diez minutos. Por eso, esta semana voy a ir al Country para pedirle permiso a Diego Cagna para poder entrenar en el club” , dice en su presentación, tan contento como un chico en la previa de la Nochebuena.

-¿Cómo te sentís?

-Muy bien. No tuve ninguna molestia. Fue muy lindo volver a correr. La verdad estoy muy contento, porque la palabra trasplante suena muy fuerte pero hasta ahora la recuperación fue increíble. No lo puedo creer. Ahora voy por mi segundo objetivo: jugar al fútbol.

Luciano Galletti está dejando atrás una operación compleja. Su papá Rubén Horacio, para ayudarlo a superar una insuficiencia renal que lo obligó a dejar el fútbol hace dos años, le donó un riñón el martes 2 de octubre. A partir de ese momento, empezó una carrera vertiginosa contra el tiempo para ponerse diez puntos, y darse el gusto de volver a jugar en Estudiantes.

“Hago una vida normal. Lo único que no puedo es hacer esfuerzos, estar mucho tiempo en un lugar cerrado con mucha gente y comer verduras sin lavar” , confiesa el Huesito, de 32 años, que vuelve a tirar su sueño arriba de la mesa: “Desde que desperté de la operación sueño con volver a jugar al fútbol. Me imagino gritando goles. Si puedo hacer eso, no le pido más a la vida” .

-¿Sentís que pasó mucho o poco tiempo?

-A veces me detengo a pensar y veo que todo fue muy rápido. Más rápido de lo que esperaba. Por suerte los dos estamos muy bien y se acortaron todos los plazos. En principio eran doce días en el hospital y estuve cinco. A la semana hice bicicleta y hoy ya estoy corriendo.

-De aquellos días cuando te operaste, ¿cuál fue el momento más difícil?

-Hubo distintas etapas. Fueron duros todos los estudios y análisis que me hice las semanas previas a la operación. Muchas horas que me desgastaron, aunque sabía que tenía que cumplir todo para llegar de la mejor manera. Pero lo más complicado fueron los 30 minutos antes de meterme en el quirófano. A mi viejo se lo llevaron 30 ó 45 minutos antes que a mí. Yo estaba acostado, medio adormecido porque me habían medicado. Y verlo irse con la ropa de hospital... Encima me dijo: ‘te veo en el piso de arriba (de la clínica), no me dejes solo’.

El Huesito lo relata y se le llenan los ojos de lágrimas. Hace la pausa, traga saliva y sigue: “Después empezó lo más lindo. Me desperté y ya estaba bien. Me cambió la cara y el riñón ya estaba funcionando normalmente. Entonces se hizo más fácil” .

-¿Es verdad que a la doctora lo primero que le preguntaste fue cuándo podías hacer abdominales?

-Sí (se ríe). Es que me sentía tan bien que pensé que ya estaba listo. Desde ese momento dejé atrás la operación y me puse el otro objetivo: jugar al fútbol otra vez. Traté de manejar la ansiedad, porque todos estos días quise correr, hacer abdominales y pegarle a la pelota.

-¿Te sentís distinto?

-No. El único problema es que me tuvieron que cortar unos 20 centímetros de los ligamentos oblicuos para hacerle lugar al riñón de mi viejo, que es más grande que el mío. Salvo eso y que siento un bultito en la panza, estoy perfecto.

-¿Te sorprendió la repercusión que tuvo la operación?

-Lo hablamos mucho con mi familia. No sólo el ambiente del fútbol, que siempre suele ser muy solidario. También gente que ni conocía, que me decía que iba a Luján a pedir por nuestra recuperación. Y fue una motivación para la gente que está en tratamiento, los esperan un órgano y aquellos que ya se operaron.

-¿Cómo está tu papá?

-Mejor que antes. Habíamos alquilado un departamento en la esquina de la clínica y cuando le dieron el alta se vino para La Plata, para comer un asado con sus amigos.

-¿En qué cambió tu relación ?

-Ahora tengo una parte suya en mi cuerpo. Pero la relación es la misma. Siempre fue un referente. Es mi viejo y estoy muy orgulloso. Por suerte salió todo bien. Sé que para él va a ser muy especial verme en una cancha. Por eso esa primera camiseta es suya.

La operación

Galletti se sometió a un trasplante de riñón el martes de 2 de octubre. Hoy, casi un mes después, ya hace bicicleta, corre y le pega a la pelota. ¿En enero está para la pretemporada?

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