MEJORO SIN PERDER LA ESENCIA Y ESO PUEDE SER VIRTUD O DEFECTO
Pellegrino, director técnico novato, todavía no consigue que su equipo imponga un juego convincente. La falta de gol atenta contra su voluntad de crecimiento
DESABATO,
JARA, CARRILLO, LUNA Y SILVA,
AL DEJAR EL CAMPO DE JUEGO.
ESTUDIANTES
EMPATO CON VELEZ
Y LLEVA CINCO FECHAS SIN PODER GANAR
OPINION
Por MARTIN MENDINUETA
Por MARTIN MENDINUETA
Pudo
ganar. Con los cabezazos de Román Martínez y de Carrillo,
especialmente. También, pudo haber perdido. En alguno de los tiros bajos
de Mauro Zárate, en el hermoso remate de Cabral (Gerónimo Rulli volvió a
hacerse notar con participaciones eficaces), o en la comba de Cubero
que paso cerquita de un ángulo. El empate no lo condenó, simplemente le
otorgó lo que merecía su juego, un poco mejorado en la conexión de sus
mediocampistas ofensivos y siempre obsesivo en la búsqueda mecanizada
del gol.
Ya todos saben cómo juega Estudiantes. Lo bueno es que
tiene identidad. Sabe lo que quiere y aplica una receta táctica para
intentar conseguirlo. Lo malo radica en que nunca cambia la fórmula de
terminar cada ataque por la banda, para que el centro encuentre lúcido y
bien ubicado a su goleador de Magdalena. La repetición, tan carente de
vigor como de eficacia, lo condena a un andar grisáceo. Se ha vuelto
previsible. Y no hay peor rasgo para quien ataca que hacerlo desnudo de
sorpresa.
Días atrás, durante un encuentro con la prensa, alguien
le hizo notar al entrenador albirrojo que a su equipo le estaba
faltando agresividad. Pellegrino se molestó y dijo que no. De ninguna
manera. Pudo haber sido un error semántico del colega, pero su
apreciación fue clara. Inequívoca. Y muchos la comparten.
Puede
ser que el término correcto no sea agresividad, pero todos saben hacia
dónde apuntó el diagnóstico correcto. ¿Vigor? ¿Convicción? ¿Acaso
enjundia? ¿Aceleración en la elaboración de la jugada? ¿Ser menos
burocrático con la pelota? ¿Desfachatez de los intérpretes? ¿Aprender a
manejar el factor sorpresa?
LA MERA TENENCIA NO ES UN MERITO
Póngale
el rótulo que desee. En este caso, la etiqueta es lo de menos. Lo
realmente valioso es darse cuenta de que el modo de atacar tiene directa
relación con el bajo promedio de gol y, por añadidura, con su ubicación
en la tabla de posiciones. El técnico no parece dispuesto a
modificarlo. Y eso habla de su convencimiento. O de su capricho.
Estudiantes tiene como rasgo distintivo progresar en campo ajeno
apostando a la tenencia del balón. Generalmente, lo hace con paciencia,
aunque esa misma virtud se convierte en defecto cuando el toque excesivo
adquiere la silueta de lo que el hincha denomina “fulbito”. Eso es
tenerla sin dañar al adversario. Cuando entra en escena el fulbito, se
pone de manifiesto el fastidio de los hinchas.
Estará en
el cuerpo técnico albirrojo trabajar para erradicar la apatía que
gobierna, durante varios pasajes, el modo de llegar hasta el arco rival.
La reciente igualdad ubicó el nivel de protesta en una
zona media. El tema es que más allá de la chapa del resultado, el
funcionamiento colectivo no genera conformismo en la tribuna.
Mauricio
Pellegrino, que acumuló datos, experiencia y roce internacional como
colaborador cercano del DT español Rafael Benítez, se largó como cabeza
de un cuerpo técnico hace poco (el año pasado) y antes de su arribo a
Estudiantes, sólo tuvo la responsabilidad de conducir al Valencia de
España. Joven para la función y novato en la misma, es probable que el
ex zaguero todavía esté buscando la madurez que seguramente alcanzará
con la acumulación de temporadas en el rol de conductor. Su impronta de
líder de grupo por ahora promete más de lo que ha concretado.
Después
de un mercado de pases intenso, donde el club le acercó varios y buenos
refuerzos que tuvieron su aprobación, al juego de su equipo le falta
“cocción” (si se permite la metáfora). Quizás tenga agresividad; el
problema es que su manera de buscar los goles que no llegan sigue sin
convencer.
Más allá de los puntos sumados, el estilo que
impulsa Pellegrino ofrece un terreno fértil para el debate de ideas.
¿Hacia dónde va Estudiantes? ¿Va camino a convertirse en una formación
paciente, que apuesta a la tenencia y que así hilvanará muchos triunfos?
¿O justamente abusa de dicha tenencia y corre severo riesgo de
convertirse en un exponente del “fulbito” inexpresivo?
El paso del tiempo se encargará de clarificar lo que hoy aparece difuso.
www.eldia.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario