NO LE SOBRO NADA, AUNQUE EL ALIVIO FUE INMENSO
Recuperó parte de la fibra que tanto se le reclamaba. Verón, así como está, todavía es útil en un equipo poco confiable
JUAN SEBASTIAN VERON, UN LIDER POR NATURALEZA
QUE SIEMPRE “MUESTRA LOS DIENTES”.
ES UNA GARANTIA DE TEMPERAMENTO
OPINION
Por MARTIN MENDINUETA
Todavía
inmaduro, muy recuperado en la actitud temperamental para afrontar la
prueba, cada vez más inseguro en defensa y con serias dificultades para
manejar los tiempos de un partido, Estudiantes pudo ganar. Y eso tiene
un valor enorme. Necesitaba bajar los decibeles de un presente muy
opinado. Repasar lo hecho y volver a activar el motor de la autocrítica
habiendo sumado los tres puntos. Para aplacar la inquietud reinante
únicamente le servía quedarse con todo. Por MARTIN MENDINUETA
Fiel a la manera que le ha inculcado su director técnico, apostando a la construcción prolija que se inicia desde la última línea, trabajó mejor en el primer tiempo. En ese capítulo dominó las acciones y, paradójicamente, no se retiró en desventaja sólo por la mala puntería de Caneo en el penal. Después, imperfecto en sus modos, siendo ya un especialista en insinuaciones seductoras, corrió siempre, luchó como debía, defendió mal y atacó un puñado de veces con peligro.
Pudo ganar más tranquilo, sobre todo si hubiera entrado la fina definición de Franco Jara (estuvo lúcido y ágil Peratta), que levantó mucho su nivel hasta meterse en el podio de los más destacados. Casi se lo empatan al final, cuando, confundido atrás (especialmente por la inseguridad de Santiago Vergini), Quilmes se arrimó peligrosamente.
Con Guido Carrillo apagado, Auzqui tan voluntarioso como embarullado y el resto también un escalón abajo en esa determinación ganadora que contagia Sebastián Verón, Estudiantes ratificó que sigue siendo un equipo del segundo pelotón; con algunas virtudes y muchos aspectos por mejorar.
CUANDO JUEGA, SUMA
Aún
lejos de su plenitud física y futbolística, la “Brujita” sigue siendo
útil para esta formación despareja y poco confiable. Cuando muchos hacen
“fulbito”, Verón juega al fútbol en el sentido más amplio del concepto.
Líder por naturaleza, siempre “muestra los dientes”. Su presencia en el
medio es la mejor garantía de que el temperamento no va a faltar. Se
nota que no le da lo mismo ganar o no y ese rasgo clave marca diferencia
en una coyuntura donde muchos de sus colegas parecen escapados de la
bendita consola de la PlayStation.
CUANDO SE ENOJA, DIVIDE
Llevando
tantos años como capitán, emblema, máximo ídolo y figura predominante
en la vida del Club Estudiantes, Sebastián Verón no debería sorprenderse
cuando la prensa lo busca luego de uno de sus enojos públicos. En el
momento en que Mauricio Pellegrino, equivocado o no es quien tutela al
equipo, decidió sacarlo del campo, él no se preocupó en disimular su
fastidio. Entonces ¿Qué pretendía? ¿Que el periodismo ignorara su
desplante hacia el entrenador? Asoma como una pretensión de corte
infantil que el dueño natural de todas las miradas se altere por las
interpretaciones periodísticas. Si Verón está furioso con quienes
deslizaron que podría estar en conflicto con el DT, haciendo lo que hizo
produjo alimento ideal para la usina de rumores. A modo de conclusión. Pellegrino, que todavía está lejos de convencer al grueso de la hinchada albirroja, sabe que Verón le ayuda a equilibrar el gran déficit de su conducción: No haber logrado que su equipo sea fuerte de carácter.
Pudo ser más tranquilo
El Pincha podría haberle ganado más tranquilo a Quilmes si hubiera entrado la definición de Franco Jara, quien levantó su nivel hasta meterse en el podio de los más destacados
El Pincha podría haberle ganado más tranquilo a Quilmes si hubiera entrado la definición de Franco Jara, quien levantó su nivel hasta meterse en el podio de los más destacados
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