viernes, 21 de febrero de 2014

Empezó el 2014 mejorado, jugando cuando puede y luchando siempre


GANO CON EL CARACTER QUE TANTO LE GUSTA A SU GENTE

Menos cándido para trabajar los partidos, este “León” metedor y solidario ahora sí entusiasma. El DT se está pareciendo al club que lo cobija

OPINION Por Martín Mendinueta 

Más allá de la coyuntura estadística ideal que ostenta, Estudiantes luce bastante mejor que en 2013. Por supuesto que haber cosechado todos los puntos posibles lo ayudaron individual y colectivamente, pero hay algo más. Se lo ve menos inocente, más fogoso para defender. Convencido de su nuevo perfil. Con una mayor predisposición para plantarse con lo que tiene (sea poco o mucho) e impedir que el rival se lo lleve por delante.
La impresión, muy positiva por cierto, es que el equipo está dejando atrás aquella etapa donde hacía todo a medias, cuando insinuaba bastante más de lo que concretaba. Como si Mauricio Pellegrino, el mismo que tanto insistió con el esquema 4-2-3-1 y con la salida a ras del piso del arquero a los defensores, se hubiera dado cuenta de que no iba por el mejor camino. El 4-4-2 le sienta mejor, lo muestra como un bloque más unido que deja menos espacios libres y, sobre todo, se advierte una determinación diferente para marcar. Cuando puede, juega (el pasado miércoles lo hizo durante casi todo el primer tiempo), y cuando se le complica, se “arremanga”, corre, presiona y no se la hace fácil al rival. Nada novedoso ni revolucionario; por el contrario, una mínima y saludable identificación con la rica historia de este club.
Pareciera que recién ahora Pellegrino, que llegó a Estudiantes a mediados de abril del año pasado, se estuviera adaptando a la idiosincrasia “Pincha”. Casi un año le demandó ofrecer la imagen de una identificación plena con el modo de sentir y vivir el fútbol de los hinchas albirrojos. Serio. respetuoso en el trato, metódico en su creencia laboral y con escaso carisma, este joven entrenador ha empezado a crecer en los niveles de aceptación popular. No sólo a sus jugadores, a él también lo ayudó la fuerza bruta que otorga un ramillete de victorias consecutivas.
La competencia profesional hoy no admite a los equipos “blandos”. Por más talento y categoría que se tenga, el que además de jugar no ponga “garra y corazón”, caminará derechito hacia el fracaso. Nunca estuvo ni estará de más adosarle al buen manejo del balón (aspecto obviamente indispensable) firme carácter para anular al oponente y solidaridad en el momento de ayudar al compañero en apuro. Es básico. Tan viejo como el fútbol. Y jamás pasará de moda.

LEO JARA SE QUIERE RECIBIR DE “CUATRO”
 
Entre todos los que rindieron en buen nivel ante Lanús, los mejores fueron Guido Carrillo y Leonardo Jara. El delantero aprobó tres pruebas clave: marcó con pelota en movimiento, demostrando oportunismo y vocación de lucha en el área rival; no traicionó su virtud natural de saber jugar en función de equipo y, quizás la más brava, tuvo el temple necesario para patear y convertir el penal en un momento muy tenso. Asumió esa responsabilidad estando Sebastián Verón en cancha, dato que no es menor.
Lo de Jara también merece ser destacado. Hace rato que viene jugando en una posición muy diferente a la que tenía cuando llegó a Primera. De volante creativo que se manejaba por el eje central del campo, pasó a mediocampista externo por derecha, primero y luego a marcador lateral por la misma banda. Se acomodó sin problemas a pararse de “cuatro” y está consiguiendo aprovechar íntegramente el carril; va de bandera a bandera. Con la misma naturalidad que llegó al fondo y tiró el centro para el primer gol, cerró varias veces en el fondo. Fue uno de los abanderados de la noche.
 
PREGUNTAS NOCIVAS
 
Estudiantes sumó nueve de nueve. ¿Ya es candidato? ¿Podrá aguantar mucho ahí arriba? ¿Estará preparado para pelear por el título de campeón? Hoy son todos interrogantes inútiles. A esta altura del torneo no tiene sentido intentar responderlos. Esto recién empieza.

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