GANO CON EL CARACTER QUE TANTO LE GUSTA A SU GENTE
Menos cándido para trabajar los partidos, este “León” metedor y solidario ahora sí entusiasma. El DT se está pareciendo al club que lo cobija
OPINION Por Martín Mendinueta
Más allá de la coyuntura estadística ideal que ostenta, Estudiantes
luce bastante mejor que en 2013. Por supuesto que haber cosechado todos
los puntos posibles lo ayudaron individual y colectivamente, pero hay
algo más. Se lo ve menos inocente, más fogoso para defender. Convencido
de su nuevo perfil. Con una mayor predisposición para plantarse con lo
que tiene (sea poco o mucho) e impedir que el rival se lo lleve por
delante.
La impresión, muy positiva por cierto, es que el
equipo está dejando atrás aquella etapa donde hacía todo a medias,
cuando insinuaba bastante más de lo que concretaba. Como si Mauricio
Pellegrino, el mismo que tanto insistió con el esquema 4-2-3-1 y con la
salida a ras del piso del arquero a los defensores, se hubiera dado
cuenta de que no iba por el mejor camino. El 4-4-2 le sienta mejor, lo
muestra como un bloque más unido que deja menos espacios libres y, sobre
todo, se advierte una determinación diferente para marcar. Cuando
puede, juega (el pasado miércoles lo hizo durante casi todo el primer
tiempo), y cuando se le complica, se “arremanga”, corre, presiona y no
se la hace fácil al rival. Nada novedoso ni revolucionario; por el
contrario, una mínima y saludable identificación con la rica historia de
este club.
Pareciera que recién ahora Pellegrino, que llegó a
Estudiantes a mediados de abril del año pasado, se estuviera adaptando a
la idiosincrasia “Pincha”. Casi un año le demandó ofrecer la imagen de
una identificación plena con el modo de sentir y vivir el fútbol de los
hinchas albirrojos. Serio. respetuoso en el trato, metódico en su
creencia laboral y con escaso carisma, este joven entrenador ha empezado
a crecer en los niveles de aceptación popular. No sólo a sus jugadores,
a él también lo ayudó la fuerza bruta que otorga un ramillete de
victorias consecutivas.
La competencia profesional hoy no admite a
los equipos “blandos”. Por más talento y categoría que se tenga, el que
además de jugar no ponga “garra y corazón”, caminará derechito hacia el
fracaso. Nunca estuvo ni estará de más adosarle al buen manejo del
balón (aspecto obviamente indispensable) firme carácter para anular al
oponente y solidaridad en el momento de ayudar al compañero en apuro. Es
básico. Tan viejo como el fútbol. Y jamás pasará de moda.
LEO JARA SE QUIERE RECIBIR DE “CUATRO”
Entre
todos los que rindieron en buen nivel ante Lanús, los mejores fueron
Guido Carrillo y Leonardo Jara. El delantero aprobó tres pruebas clave:
marcó con pelota en movimiento, demostrando oportunismo y vocación de
lucha en el área rival; no traicionó su virtud natural de saber jugar en
función de equipo y, quizás la más brava, tuvo el temple necesario para
patear y convertir el penal en un momento muy tenso. Asumió esa
responsabilidad estando Sebastián Verón en cancha, dato que no es menor.
Lo
de Jara también merece ser destacado. Hace rato que viene jugando en
una posición muy diferente a la que tenía cuando llegó a Primera. De
volante creativo que se manejaba por el eje central del campo, pasó a
mediocampista externo por derecha, primero y luego a marcador lateral
por la misma banda. Se acomodó sin problemas a pararse de “cuatro” y
está consiguiendo aprovechar íntegramente el carril; va de bandera a
bandera. Con la misma naturalidad que llegó al fondo y tiró el centro
para el primer gol, cerró varias veces en el fondo. Fue uno de los
abanderados de la noche.
PREGUNTAS NOCIVAS
Estudiantes sumó nueve de nueve. ¿Ya es candidato? ¿Podrá aguantar
mucho ahí arriba? ¿Estará preparado para pelear por el título de
campeón? Hoy son todos interrogantes inútiles. A esta altura del torneo
no tiene sentido intentar responderlos. Esto recién empieza.
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