Con Alemania agarrando la ruta de Brasil y el resto de los sudamericanos, en el camino de Argentina está primero Suiza. Y luego llegarían el ganador de Bélgica-USA y en una supuesta semi se candidatea Holanda o México. Vamos despacio, pero mirando de reojo.
La llave está servida. No es mirar desde arriba, no es mostrarse arrogante, sino realista. El camino de la Argentina, soñando con algo grande, es el más accesible. Después de haber terminado primero, no tiene a campeones del mundo entre sus posibles rivales hasta una posible final. A ver: después de haberle tocado el grupo más débil, ahora tiene a Suiza (respetable, pero no es potencia) en San Pablo, el martes a las 13, y luego tocaría Bélgica o Estados Unidos, ninguno fácil pero tampoco cuco.
Que la llave no tape el bosque: para soñar con algo
grande hay que mejorar en el fondo, la Selección no está para poner las
manos en el fuego garantizando un triunfo. Pero seguro que no es lo
mismo cruzarte con Brasil, Uruguay, Alemania en octavos o cuartos que
con los potenciales rivales. Si se dan las semifinales, algo que no se
consigue desde hace 24 años, el que salga venceder de dos series:
Holanda-México y Grecia-Costa Rica; lo más complicado serían los de Van
Gaal, a priori.
En cambio del otro lado el mapa es totalmente
opuesto porque hay varios campeones del mundo y Brasil tiene en el
horizonte a Chile y después a un sudamericano de nuevo: Colombia o
Uruguay, todos difíciles. Del otro lado, Alemania se cruzará con un
débil y después Francia o Nigeria. Conclusión: en semis, Brasil o
cualquier otro sudamericano tendría a los alemanes o a los franceses.
La
llave está servida, pero hay que jugar y demostrar. El golpe de suerte
está, empezó en el sorteo y siguió con los resultados. Y ya que se puede
venir Holanda, hay que sacarle el jugo...
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