PRIMERA SEMANA LARGA. SIN PARTIDOS COPEROS, EL ENTRENADOR APROVECHA PARA BAJAR SU LÍNEA DE TRABAJO
El nuevo DT está acentuando la implementación de sus consignas: intensidad y buen trato de balón
Gestos, histrionismo e
intensidad, mucha intensidad, son algunas palabras clave para entender
por dónde empieza a circular la manera de trabajar de Gabriel Milito, el
flamante orientador táctico albirrojo que por estos días aprovecha la
semana sin encuentros internacionales para bajar su línea con más tiempo
y claridad en el búnker que el Pincha tiene en City Bell.
La llegada del Mariscal fue en medio de una semana
cargada de compromisos. No tuvo tiempo para poder saltar junto al equipo
en el partido ante Central (donde Vivas estuvo como interino) y apenas
pudo realizar dos ensayos en la previa del largo desplazamiento hacia
Guayaquil.
Por eso esta semana es más que especial para el
nuevo cuerpo técnico. En las dos que vienen tendrá que afrontar los
partidos frente a Independiente Santa Fe y no habrá espacio para las
tareas de campo que tanta relevancia tienen para el nuevo grupo que
comanda al plantel profesional de Estudiantes.
SIN LUGAR PARA EL MAS MINIMO RELAX
El primer trabajo ordenado por Milito fue el típico
“loco”, con el grupo dividido en tres, con dos particularidades: se
realizaron en espacios reducidos, a máxima intensidad y con la consigna
obligatoria de jugar el esférico a un toque.
El DT arengó permanentemente a los jugadores y les pidió todo el tiempo que dieran el máximo de sí, en cada ejercicio.
Mientras los jugadores de campo realizaban este
primer estímulo, los arqueros, Hilario Navarro, Agustín Silva y Agustín
Rossi trabajaban con el entrenador Sergio Di Bártolo y allí el DT bajó
otro concepto puntual: sobre el final de los movimientos dispuso una
serie de ejercitaciones con el balón para los goleros. En la idea del
técnico es fundamental que los guardavallas tengan buen juego con el
pie, para que sean los iniciadores de las posesiones.
TODO CON EL BALON
La mañana del Country Club tuvo muchos más trabajos
donde los protagonistas continuaron de manera permanente en contacto
con la pelota.
El técnico primera ordenó un trabajo de estaciones,
con paredes entre los laterales y los volantes, como antesala de los
centros desde los costados para los delanteros, que eran los encargados
de finalizar los ejercicios.
Luego llegó el momento de utilizar toda la
extensión del campo de entrenamiento número 1. Allí el DT ubicó un arco
en la línea de la mitad de la cancha defendido por los arqueros que iban
rotando.
En una mitad, defendían Aguirregaray, Schunke,
Desábato, Delgado y Damonte, que eran atacados por Acosta, Orihuela,
Sánchez Miño, Cerutti, Carrillo y Barbona. En el otro sector, mientras
defendían Rosales, Domínguez, Domizzi, Pereira y Gil Romero, atacaban
Jara, Marchioni, Román, Auzqui, Vera y Rosso. Se vio mucho toque,
vértigo y asociaciones.
El estilo Milito, poco a poco, se va imponiendo en City Bell.
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