sábado, 11 de abril de 2015

No sólo perdió el partido, también la identidad que iba construyendo

SIGUE MAL. Estudiantes dejó de ser confiable

Mientras siente que los que mandan le van retirando el apoyo, Pellegrino “tira y tira manotazos” que no arreglan el problema. La línea de tres o de cinco defensores, va en el gusto de quien la mira, le quita más de lo que le da. La gran deuda está en el medio. Entró Acosta... y se extravió en la confusión generalizada


Los once jugadores que estuvieron desde el arranque el jueves ante Atlético Nacional de Medellín, en el Estadio Ciudad de La Plata. El Pincha sufrió una dolorosa derrota
Los once jugadores que estuvieron desde el arranque 
el jueves ante Atlético Nacional de Medellín, 
en el Estadio Ciudad de La Plata. 
El Pincha sufrió una dolorosa derrota

Por Martin Mendinueta

Panorama complejo y clasificación a octavos de final de la Copa Libertadores en duda. Estudiantes, que en un momento no tan lejano daba señales de estar construyendo una identidad colectiva bastante seductora, hoy no consigue escaparse de la peligrosa pendiente en la que está atrapado.
Perdió muchos puntos y, también, confianza. Actualmente no se muestra poderoso ni confiable en ninguna faceta del juego. A tal punto llegó el retroceso, que el ciclo de trabajo que comanda Mauricio Pellegrino acumula severos cuestionamientos.
Si bien rindió infinitamente mejor que ante Boca en La Bombonera, y también superó lo mostrado frente a Racing la semana anterior, el equipo dejó de ser confiable. Frente a Atlético Nacional parecía favorito para imponerse con el aliento de su gente y, sin embargo, la realidad lo dejó con las manos vacías. Desnudo de individualidades en gran nivel, el rendimiento colectivo quedó sin relieve, ofreciendo una imagen poco convincente. Es cierto que los colombianos se llevaron demasiado, que el empate hubiera sido lo más justo, pero así como está hoy, es el mismo Estudiantes el que empuja, tanto a propios como a extraños, a poner una pesada cuota de suspenso sobre lo que puede ocurrir en Guayaquil.

DECISIONES DISCUTIDAS

¿Por qué el DT puso a Mauricio Rosales y no a Matías Aguirregaray por la derecha, cuando parecía un partido hecho a medida para las naturales condiciones ofensivas del lateral uruguayo? ¿Por qué mantuvo la línea de tres-cinco para jugar como local, en vez de manejarse con un esquema más clásico y colocando hombres de mayor vocación de ataque? ¿Habrá quedado claro que si la idea es ubicar un solo volante central, el indicado es Israel Damonte? Leonardo Gil, luchando en soledad por el eje central, resultó el hombre de más bajo rendimiento en el local.
¿El ingreso de Luciano Acosta, al inicio del segundo tiempo, fue producto de la convicción estratégica de Pellegrino, o acaso delató un “manotazo” desesperado del entrenador al ver que el panorama no era alentador? Cualquiera sea la respuesta, está claro que se trataba de una variante “obligada”, y es justo reconocer que el enganche ex Boca aportó casi nada. Quiso y no pudo. Fue cayendo, con el correr de los minutos, en el error de retroceder demasiado, alejándose de la zona donde debe hacer pesar su cuota de desequilibrio. Acosta estuvo lejos de convertirse en la solución tan buscada; como tampoco lo fue Román Martínez, que pareció no estar a tono con la intensidad desplegada por los huéspedes para defender la ventaja que consiguieron con ayuda de la buena suerte.
Si a esto le sumamos que Guido Carrillo no estaba en plenitud física y que Ezequiel Cerutti, aún mostrando ganas, picardía y algunos desbordes interesantes, se mostró lejos del ideal, es más sencillo entender por qué fue una tan mala noche copera para el “Pincha”.
De todos modos, la gran deuda albirroja sigue estando en el mediocampo. Allí, Juan Manuel Sánchez Miño ratifica, desde un escalón de rendimiento bastante bajo, que no es un conductor natural. Intenta convertirse en la “manija” del equipo, pero, por ahora, “muere” en el intento. En Boca creció siendo un “ayudante” calificado de Román Riquelme, oficiaba de “segunda guitarra” creativa. En cambio, aquí lo dejan muy solo y es evidente que la responsabilidad de la función lo supera.

NO ESTA DISPUESTO A IRSE ANTES

Todo el cuerpo técnico siente que la comisión directiva encabezada por Sebastián Verón le ha ido retirando el apoyo. Se ven solos. Lo perciben. Por eso, Pellegrino, que no quiere irse antes de terminar su contrato, se pone firme en cada conferencia de prensa. Allí no es tibio: “Sebastián y Agustín (Alayes, el Secretario Técnico) me conocen, saben cómo soy y cuáles son mis métodos de trabajo”. Inteligente, el coach les recuerda, sin decirlo abiertamente, lo convencidos que estaban, hasta no hace mucho, de elogiarlo sin rodeos.
Es un juego de tensiones. Presiones públicas y privadas. Discursos diplomáticos y susurros demoledores. Los resultados mandan y los que mandan ejecutan. Nada nuevo. La habitual selva de hipocresías convenientes. Podrá perder con Tigre el lunes próximo; esa derrota no le hará tanto daño. En cambio, una caída en Ecuador instalaría un escenario muy distinto. Si regresa al Country sin la clasificación a octavos, será difícil que pueda resistir el embate final.

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