jueves, 31 de marzo de 2016

“Estar viviendo esto es como tocar el cielo con las manos”

LA HORA DE LA CONSOLIDACION. DIARTE, DE DESCONOCIDO A SER EL “3” DE ESTUDIANTES

De repente se le abrió una puerta y se metió. Hoy mira para atrás y valora más su presente

Cuando regresó de su préstamo en Central Córdoba de Santiago del Estero no imaginó ser el lateral izquierdo titular de Estudiantes. Primero le ganó un lugar a Rodrigo Ayala y después se quedó con el puesto al marcharse Alvaro Pereira. Lucas Diarte, 22 años y estudiantes de segundo año de Periodismo en la UNLP, se fue consolidando en silencio. Hoy es inamovible para Nelson Vivas y cada día más respetado por los hinchas.
-¿Cómo está el equipo?
-Expectante. Ya pasó la mitad del torneo y estamos ahí cerca de la punta. Pero sabemos que ahora tenemos que hacer mucho más de lo que estamos haciendo.
-¿Cómo vivís este momento?
-Muy feliz. Se dieron un montón de cosas para tener esta chance. Creo que lo más importante fue tener la cabeza preparada cuando me tocó ir a Santiago del Estero a jugar el Argentino “A”. Sabía que no podía bajonearme y buscar allí la regularidad necesaria para cuando tuviera la chance. Por suerte me fue bien, ascendimos y jugué bastante. Tener ese roce me sirvió un montón.
-¿Qué es lo que más te costó?
-Son distintos los tiempos. Lo importante es mejorar día a día y saber escuchar. Hablo mucho con los compañeros y con el cuerpo técnico. A veces hago uno o dos toques de más cuando podría jugar de primera.
-¿Cómo lo trabajaste desde lo emocional? El cambio del Argentino A a Primera es grande .
-Lo estoy tomando muy tranquilo. Vivo con mi novia, que es muy tranquila, y mi familia es muy positiva. Eso me transmite serenidad. Además me pongo a pensar todo el tiempo en las cosas que me pasaron, tanto en Tucumán como en Santiago, de jugar en canchas sin agua caliente ni vestuarios. Por ejemplo, cuando fuimos a jugar a Catamarca nos tuvimos que cambiar en el hotel porque el vestuario era muy chiquito y no entrábamos. Estar viviendo esto ahora es como tocar el cielo con las manos.
-¿Quién te trajo a Estudiantes?
-Yo jugaba en Central Norte de Tucumán y me vieron unos empresarios. Quisieron llevarme a Buenos Aires, pero no les dieron el pase. Me acuerdo que me puse muy mal, porque ya tenía 17 años y pensé que no iba a tener otra chance. Ese año me vendieron a Central Córdoba de Santiago del Estero y los mismos empresarios, al enterarse, me fueron a buscar para llevarme a una prueba en Estudiantes.
-¿Cómo te fue ese día?
-Imaginate: no conocía Buenos Aires... Llegué a La Plata en diciembre de 2010, el domingo que Estudiantes jugaba el último partido contra Arsenal. Me dejaron en la pensión y me acuerdo que vimos el partido por tele con Sergio Modón. Al día siguiente hice la prueba y quedé.
-Tus familiares aseguran que cuando viniste les dijiste que ibas a quedar .
-Sí, tenía la certeza de que no iba a desaprovechar la oportunidad. Vine convencido y me fue bien. Me sumé en Quinta División y al año siguiente me entrenó Hernán Bonvicini.
En ese primer año el pibe Diarte debutó contra Rafaela en el Country. A la fecha siguiente viajó a Córdoba para enfrentar a Belgrano. Sus padres le dijeron que no iban a poder ir por un tema económico. “Cuando salí a la cancha los vi a los dos, bajo la lluvia y con un paraguas. Se habían ido desde Tucumán a Córdoba en un Fiat Duna”.
-¿Te gustaba algún lateral de Estudiantes?
-En su momento Krupoviesa, que también es tucumano. En aquella época no había muchos tucumanos en Primera y allá se lo admiraba. Cuando pasó a Boca me acuerdo que un verano fue de vacaciones a San Miguel y me hice firmar un botinero a través de su hermano, que jugaba en la Primera de Central Norte conmigo.
-¿A Marcos Rojo lo conociste?
-No, se fue justo. Las veces que vino me acerqué a saludarlo. Me encanta cómo juega. Va al frente como loco.
-¿Y a Jonathan Silva?
-Sí, con él compartí plantel. Es otra clase de jugador pero va al frente como loco. Es un gran jugador.
-¿Es verdad que la directora del colegio quería que fueses sacerdote?
-(Se ríe) Sí, la señora Coca. Nos ayudó mucho porque mis padres no tenían dinero para mandarnos a la escuela y ella sube al taxi en el que trabajaba mi papá. Ahí se enteró y nos dio dos becas, una para mí y otra para mi hermano Bruno. Desde el primer día me dijo: ‘vos tenés pinta de sacerdote’. Si me viera ahora...
-Pronto van a enfrentar a Atlético, ¿tenés simpatía por el Decano o por San Martín?
-De chico me tiraba más San Martín. Pero fui perdiendo el fanatismo por completo. Y mucho más después de venirme para acá. Ya jugué contra Atlético el año pasado, con Central Córdoba por el Nacional B. Empatamos 1-1 en Tucumán y les ganamos 3-2 en Santiago.
 
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