El futbol albirrojo, en foco
Estudiantes debe aprender de sus errores recientes para tener un futuro mejor
Por martin cabrera
Estudiantes
necesitaba un freno a tiempo, una trompada que le haga poner los pies en
la tierra. Tal vez una derrota como la del martes, aunque haya sido
dolorosa y difícil de aceptar, a futuro podría ser el primer eslabón de
una cadena más sólida que la anteriormente construida. Deberá aprender
de los errores para construir otra vez.
El
rumbo del fútbol profesional no está bien. Ya desde comienzos del año
hubieron varios sismos que movieron el piso: el regreso de Juan
Sebastián Verón al fútbol, la frustrada venta de Mariano Andújar a Boca,
los pocos refuerzos para jugar la Libertadores, la renuncia de Agustín
Alayes, la eliminación de la Copa Argentina, la salida de Nelson Vivas,
el interinato de un día de Lucas Nardi, la sorpresiva contratación de
Gustavo Matosas (y su salida 83 días después) y la inexplicable llegada
de diez refuerzos, muchos superponiéndose en posiciones y relegando a
los juveniles. Recién desde el martes buena parte de los hinchas
abrieron sus ojos.
De todos modos, tantos
terremotos no impidieron que el equipo avanzara, a ritmo sostenido
aunque más lento que tiempo atrás. En la primera parte del semestre
logró meterse en el podio del torneo, con la clasificación a la próxima
copa Libertadores. Punto a favor para el plantel y la dirigencia. Y, tal
como se dijo oportunamente, la Sudamericana no era un premio para
despreciar al quedar afuera de la otra competencia. En ese primer
semestre se produjo la salida del Flaco Alayes, secretario técnico e
ideólogo de un proyecto con bases sólidas.
Entonces
ocurrió lo inexplicable. Fue todo rápido y sin argumentos. El equipo
perdió 3-2 ante Sportivo Pacífico y le dijo chau a la Copa Argentina.
Imperdonable. Luego la dirigencia decidió echar a Vivas, cuando tenía la
lapicera en mano para renovar, a falta de tres partidos para el final
del torneo. ¿Estuvo bien? Hoy, con el diario del lunes, la respuesta es
no.
Luego llegó aquel
interinato de solo un día de Lucas Nardi, a quien la resistencia de los
socios sacó del cargo y también del Club por sus viejos dichos sobre
Carlos Bilardo. Fue la dirigencia, con Verón a la cabeza, quien decidió
separarlo aun sin un convencimiento. Decisión ciento por ciento de los
directivos de la cual hoy no podrán cargársela a nadie.
Y
llegó Matosas. Sin experiencia en Argentina, con un perfil altísimo y
con un pasado fugaz y poco productivo en Arabia Saudita y Paraguay. En
su momento se dijo: “O sale campeón o se va antes de tiempo”. Pues
ocurrió lo segundo de ello. Esta fue otra decisión exclusiva de la
dirigencia del fútbol profesional, que la completó con una gran cantidad
de refuerzos, la venta de sus dos mejores juveniles y una proyección
poco clara a futuro.
El Pincha se fue en
octavos de final de la Copa Sudamericana. Lo dejó afuera un rival
limitado en todo sentido, pero que tuvo más ganas y orgullo para pasar.
Así se despidió nuevamente de una competencia históricamente esquiva que
esta vez parecía mostrarlo bien perfilado. Era una oportunidad concreta
para dar el zarpazo para tapar los problemas. Está claro que Matosas no
era el DT indicado y el plantel no se armó con la planificación
adecuada. Culpas compartidas.
El uruguayo fue el
quinto técnico que pasó por el Club en los últimos tres años:
Pellegrino, Milito, Vivas, Benítez y Matosas. Ahora se busca el sexto.
No es recomendable andar cambiando tanto en tan poco tiempo más allá que
salvo este último año los resultados acompañaron.
Hasta ahora no hubo
reconocimiento oficial de los errores. Tal vez nunca se escuchen. Todos
se pueden equivocar, inclusive dirigentes y jugadores que ganaron
tantísimos títulos con Estudiantes y que lo llevaron a un lugar de
jerarquía dentro del fútbol argentino en la última década. Por eso este
cimbronazo podría ser bien utilizado para construir a futuro, y mucho
más ahora que el mismo riñón político está por iniciar otro ciclo al
frente del Club. Barajar y dar de nuevo, aceptar las equivocaciones y
que se puede pensar distinto, frases tan simples como poco utilizadas en
Argentina.
porque fracaso matosas
Matosas
es historia. Tras el partido presentó la renuncia y casi que no
existieron dudas respecto a esa decisión. Nadie, ni dirigentes ni
jugadores y mucho menos hinchas le pidieron lo contrario. Casi que lo
acompañaron hasta la salida para que no se arrepintiese.
¿Por
qué nunca entró en el corazón del Club? Porque llegó con una actitud
alejada al fútbol argentino, como dirigir parte de la práctica con el
celular en su mano, aceptar sacarse una foto en pleno entrenamiento con
un hincha y regresar de un viaje al exterior en un vuelo diferente al
del plantel. Además se le cuestionó puertas adentro haber tenido una
postura muy abierta con la prensa, no saber cómo consensuar con los
referentes y sus planes de trabajo en los entrenamientos.
Se
lo señaló por ventilar información surgida dentro del Country; pero
también es cierto que se hizo pública su salida del Club antes de que
terminase el partido. Raro.
A su favor se puede
decir que soportó una Guerra Fría casi desde su llegada. Poco diálogo
con la dirigencia, refuerzos que nunca llegaron y otro sin habilitación,
por no decir la resistencia que encontró a cada una de sus decisiones,
aun teniendo algún argumento como cambiar de ejecutante en la pelota
parada.
Pasó Matosas y Estudiantes sigue. Tiene
varios objetivos por delante, tal vez no en lo inmediato, pero sí a
corto plazo. Si sabe capitalizar el golpe, de esta pequeña crisis
futbolística podrá salir bien parado y armar un proyecto fuerte de cara a
la próxima Libertadores: a la bandeja de reciclaje todo lo malo de los
últimos 9 meses y empezar de nuevo. Ahora, si le gana la soberbia nada
bueno encontrará por delante.
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