Entre otros temas, recordó el Metro de 1967, del cual se están por cumplir 50 años. “Cambiamos el fútbol argentino”
Carlos Salvador Bilardo,
una gloria viviente de Estudiantes, habla del primer título oficial del
Pincha, la Selección, Menotti, Sampaoli, Maradona y Verón
Por MARTIN CABRERA
Un
productor avisa está por llegar. “Recién llamó que está cerca”. En la
radio le preparan todo para que inicie su programa. Se abre la puerta y
es él. Saluda, se disculpa por la tardanza e invita a pasar al salón de
al lado. Hay tiempo para hablar con Carlos Salvador Bilardo (78 años),
historia viva de Estudiantes y de todo el fútbol argentino.
Si
bien la excusa es recordar los 50 años del título del Metropolitano
1967, que se cumplirán en una semana, habla del fútbol chino y de una
nueva oferta para dirigir en ese país. “Insisten los chinos, pero no
quiero. Me volvieron a llamar pero es un muy lejos. No quiero. Es muy
lejos”.
“Hace como ocho meses que me están
buscando. Dale, dale, dale. Ya les dije no, no, no. Pero hace como 10
días me volvieron a llamar. Pero es muy lejos. Antes iba y venía de
Colombia, son cinco o seis horas. Pero ahora no, es lejos. Para ir, por
lo menos hay que estar 4 o 5 meses meses, volver y viajar otra vez”,
repite Bilardo en la charla mano a mano con este medio, en la cual
asegura que la primera vez que se lo propusieron lo pensó, pero luego lo
descartó. “No quieren que mande una persona, quieren lo mismo que en
Libia. Pero claro, ahí tenía como 18 años menos”.
“No
es un mercado nuevo, porque fui cuando dirigía Boca. Se veía venir, se
veía venir... Si Mauricio (Macri) quiso ir por algo era. Después se fue
agrandando y ahora tiene una repercusión mundial. El problema es que si
aprenden nos quedamos sin nada, son muchos”, bromea el Dr.
-¿Tiene ganas de dirigir, al margen de esto de China?
-No.
Ojo, no es que me cansé, pero estoy grande. Energía tengo, porque me
levanto temprano y estoy todo el día de aquí para allá. Voy y vengo. En
casa paro una o dos horas para cenar y sigo en la radio. Energía me
sobra y más si es para el fútbol. Cuando yo era entrenador le ponía
todo. No era sólo la táctica. Estaba todo el día con los jugadores. En
la Selección entrenaba de mañana y a la tarde me llevaba dos o tres
muchachos para hablar de sus puestos.
-¿Ahora se entrena menos?
-No
lo sé. Depende del técnico y del Profe. A mí me gustaba hacer la parte
táctica aparte. No las hacía juntas. Para eso hay que almorzar y seguir
luego. Algunos lo hacen y otros no.
-¿Sigue mirando fútbol?
-Sí, miro y grabo. Gloria me sigue grabando. No me alcanza más la pieza, que está llena de Betamax y VHS.
-¿Nunca se le ocurrió tirar todo?
-No,
cómo voy a tirar todo. ¿Sabés lo que es eso? Eso es oro. Decí que ahora
no le doy mucha bolilla, pero tengo cada partido del ‘66, ‘67... Hice
una habitación especial. Sabe lo que daría un coleccionista por todo
eso. Algunos partidos me los afanaron, porque antes iba con los
cassettes a dar charlas y algunos se me perdían. Y también cuando
mandaba a grabar VHS a DVD me robaron varios.
Luego
de esa introducción Bilardo se enfoca en el Metro del ‘67 (triunfo 3-0 a
Racing en Boedo), del cual el próximo domingo 6 de agosto se cumplirán
50 años. Toma la revista especial que editó en su momento el diario El Día y mira las fotos. Señala, sonríe y recuerda. Entonces avisa que no le gustan demasiado los homenajes.
-¿Por qué?
-No
sé. En este caso porque creo que fue una cosa normal. ¿Qué había que
hacer? Ganar. Bueno, eso fue lo que hicimos. Chau, listo y seguimos.
-Pero fue la primera que un equipo no grande ganaba un campeonato en Argentina...
-Sí,
fue una locura. Se festejó casi igual que lo que fue luego el título
del mundo. El micro vino por el Camino Belgrano y desde Villa Elisa
hasta La Plata tardamos mil horas. Era todo lindo, algo nuevo, pero aun
así tampoco lo festejé demasiado.
-¿Por qué?
-Cortito,
chiquitito, atrás de todo en el micro. No me gustan los homenajes.
Cuando hay un casamiento voy, saludo a los novios y me voy. Vamos a un
cumpleaños y hago lo mismo. Pienso que hay gente que no está para
festejos. Fui así toda la vida. A veces en un casamiento me da tristeza
porque conocí al padre del chico y falleció. Me hacen mal esas cosas.
Soy así. Sé que no tienen que ser así las cosas, pero me pasan. No es
normal.
-Como jugador, ¿qué disfrutó del fútbol?
-Nada.
-¿Y como técnico?
-Tampoco.
Salíamos campeones y volvíamos a la concentración en el Country.
Después cada uno se iba para su casa. Yo no quería que los jugadores se
vayan a su casa después del partido, los quería ver en el Country y que
lo valoraran. Un día los junté y les dije: “si se van a sus casas no van
a hablar de fútbol. Quedémonos unas horas más, cenamos y después se
van. En la Selección hice lo mismo.
-Sabe las ganas que tienen los hinchas de Estudiantes de homenajearlo. ¿Es consiente de lo que significa para los hinchas?
-Es
que Estudiantes es toda mi vida. No podía salir a la calle por
Estudiantes, eh. Nos decían antifútbol, laboratorio y mil cosas más.
Escuchame, hay un árbitro, está el público, ganamos en casa y en
cualquier país. ¿Qué querían que hagamos? ¡Hubieran cambiado el
reglamento! Siempre lo dije: el fútbol es un negocio y Estudiantes no
les servía.
-¿Estudiantes cambió el paradigma del fútbol argentino?
-Sí, luego de ese título en el Metro 1967. Pero todavía al día de hoy los equipos grandes siguen siendo los más fuertes.
-¿Qué se acuerda de aquella tarde en el Viejo Gasómetro?
-Fue
un partido para nosotros. Racing tenía a Maschio, a Basile, Cejas,
Perfumo, Rulli, Cárdenas... Era un equipazo. Pero nosotros le hacíamos
partido a todos.
-Tres días antes Estudiantes jugó un partido clave contra Platense...
-Sí,
cómo me voy a olvidar si esa noche, en la cancha de Boca, hice un gol
de zurda, ja. Vino la pelota desde afuera, la paré y le di de zurda. Fue
un gol muy importante en uno de los mejores partidos.
-Usted dijo que no era de festejar. ¿Y Zubeldía?
-Tampoco.
Se sentaba en el primer asiento a la derecha del lado del pasillo. Se
quedaba quietito. Todo el micro gritaba pero él no.
-¿El grupo que armó en la Selección era más fuerte que aquel de Estudiantes?
-Eran
diferentes. En Estudiantes nos conocíamos de años y en la Selección se
encontraron ahí. Recién un año antes de ir a México empezamos a trabajar
casi todos.
-¿Cuál era el mejor jugador del Estudiantes campeón?
-Todos.
Ribaudo, Verón, Conigliaro, Pachamé, Poletti, Madero, Manera, Aguirre
Suárez, Echecopar, Malbernat, mamita qué jugadores. Ojo, no lo digo yo
solo, lo dicen todos.
-¿Ya es pasado aquella experiencia cuando se presentó a elecciones?
-Sí, ya está. Yo quería ir al Club para colaborar.
-¿No le gustaría que lo sumen ahora?
-Si
Estudiantes me necesita estoy a disposición. Me casé estando en
Estudiantes, tuve a mi hija, hice mis amigos allá... Es muy fuerte mi
vínculo, vaya o no hasta La Plata.
-¿Tiene diálogo con Verón?
-Sí, con Juan hablo seguido. Con Sebastián no.
-¿Cómo tomó el revuelo que se armó con Lucas Nardi?
-Que
se yo. Fue un malentendido. Pero es como si nosotros hubiésemos hablado
mal del Negro Antonio o el Vasco Urriolabeitia. Me hubieran matado. Al
chico no lo conozco. No puedo decir nada de él.
-¿No habló con él?
-No.
-¿Por qué no viene a ver un partido de Estudiantes?
-Porque
me da vergüenza. Cuando era jugador me gustaba que vengan el Negro
Antonio, Ogando... Pero ahora me pasa la inversa. Ellos eran iguales, no
les gustaba.
-¿Y si lo invitan ahora que se cumplen 50 años?
-Sí,
voy. Si me invitan voy. Lo que pasa es que a veces pienso en los que
faltan y me da una tristeza... Por suerte la mayoría de los muchachos
están bien. Hablo con ellos y con sus familias.
www.eldia.com.ar